Los elevados sueldos de los dirigentes de la Generalitat de Cataluña --cuyos salarios son, de largo, los más altos de la Administración autonómica española-- no parecen cundirle demasiado a algunos de ellos. En este sentido, llama la atención el caso de Josep Lluís Alay, jefe de Oficina del expresidente fugado Carles Puigdemont, que a pesar de ser uno de los altos cargos mejor pagados del Govern, declara un patrimonio muy por debajo de su nivel de ingresos.
Alay es uno de los numerosos dirigentes secesionistas que engrosan la nómina de cienmileuristas al frente de la Generalitat, con emolumentos que superan con creces, por ejemplo, a los del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En concreto, el jefe de Oficina de Puigdemont percibe un total de 108.760,28 euros anuales públicos por su trabajo. Pero, a pesar de ello, su declaración patrimonial sorprende por su austeridad.
Ninguna propiedad
Así, en la declaración de actividades, bienes patrimoniales y intereses de los altos cargos de la Generalitat, actualizada la semana pasada, Alay declara poseer tan sólo 4.000 euros en "cuentas corrientes y otros depósitos bancarios" y un vehículo antiguo valorado en 2.327 euros: en concreto, un Mercedes B160 que adquirió en enero de 2010.
De este modo, el activo total declarado por Alay asciende a apenas 6.327 euros. O lo que es lo mismo, menos que cualquiera de sus nóminas mensuales, de más de 7.000. En su haber no consta ninguna propiedad: ni pisos, ni casas, ni garajes, ni nada más, a diferencia de la mayor parte de sus correligionarios. Y eso que, a parte, también trabaja como profesor en la Universidad de Barcelona (UB).