El acoso y señalamiento lingüístico a instituciones, negocios, comercios y trabajadores por hablar en una lengua cooficial de Cataluña como es el castellano se mantiene intacto en determinados sectores del nacionalismo catalán con el cambio de año. Así se ha evidenciado estos últimos días con la delación al camarero de una chocolatería de Barcelona por parte de un usuario anónimo de Twitter, a cuyo servicio se ha puesto rauda y veloz Plataforma per la Llengua.
La entidad ultranacionalista --subvencionada por instituciones como la Generalitat de Cataluña, ayuntamientos y diputaciones-- ha puesto su "servicio de quejas lingüísticas", así como su aplicación móvil CatalApp, para señalar al trabajador castellanohablante y al comercio en cuestión, ofreciendo con esta última "encontrar establecimientos responsables con el catalán y hacer tus valoraciones".
Plataforma per la Llengua ha respondido de este modo a la queja del internauta nacionalista, que el pasado 2 de enero señaló a Xocolateria La Pallaresa, un "establecimiento con nombre bien catalán", según sus palabras. "El camarero de la entrada me pide el código QR, en castellano. Le pido si me puede atender en catalán. 'Empezamos mal, tengo libertad para hablar lo que quiera'", asegura que le dijo.
La réplica del camarero defendiendo sus propios derechos irritó al cliente nacionalista, que en su hilo de Twitter asegura haberle respondido esto antes de marcharse a otro establecimiento. "Le respondo: 'Muy bien, tú tienes que atender en la lengua del cliente y yo también tengo derecho a irme donde quiera".
Herramientas de delación lingüística
El delator del camarero, asimismo, asegura haber utilizado las herramientas de delación lingüística de Plataforma per la Llengua para "valorar, y muy mal" a la chocolatería. "Hacéis un trabajo encomiable, no tiene precio, suerte que os tenemos a vosotros", añade, elogiando a la autodenominada "oenegé del catalán", que en 2020, en plena crisis del coronavirus, obtuvo 760.000 euros gracias a sus convenios con la Generalitat.