El modelo de éxito del Vall d’Aran radica en la pluralidad lingüística, a la vez que se potencia el aranés. Esta variedad gascona del idioma occitano es la lengua materna del 21,35% de la población, solo superada por el 37,71% del castellano y por delante del 16,3% del catalán, según el censo de Idescat de 2018.
La peculiaridad educativa establecida por el Conselh Generau de Aran, dentro de sus competencias y las políticas de enseñanza de la Generalitat y el Gobierno, reside en fomentar su lengua propia, a la vez que se crea una sociedad plurilingüe. Por ello, a partir de los siete años se imparten las asignaturas --más allá de las materias lingüísticas-- en aranés, catalán y castellano, junto a dos lenguas extranjeras de aprendizaje obligatorio.
Inmersión, sin problemas
La síndica de Arán, Maria Vergés (UA), explica a Crónica Global que “no existe ningún tipo de problema político, social o educativo en el modelo de enseñanza aranés”. Estas declaraciones contrastan con las polémicas políticas suscitadas en el resto de Cataluña por el 25% del castellano en las escuelas, ratificado a finales de noviembre por el Tribunal Supremo.
La inmersión aranesa cuenta con el fomento del resto de lenguas oficiales repartidas en las distintas materias. Respecto al aprendizaje filológico, especifica que en infantil --con el aranés como vehicular en esta etapa-- y primaria se alfabetice en las tres hablas de la región, con dos horas semanales para cada una de ellas durante el ciclo de secundaria. Es decir, se fomenta un conocimiento extenso de todos los idiomas propios del valle, complementados por dos extranjeros, el primero a los cinco años y el segundo a partir de los siete.
Prioridad profesional
La síndica recuerda que la variedad occitana en el valle es “la lengua habitual” y de mayor identificación de la población de Aran, junto al castellano. Esto se plasma en su promoción en las administraciones locales, y en el conocimiento de los ciudadanos de la región. Sorprende la capacidad oral de los mayores de 65 años, con el 67,92% del total, que no fueron escolarizados en aranés, solo superado por el 75,24% de la franja entre 15 y 29 años, según los últimos datos del Idescat.
Esta inmersión, que promueve el aumento de hablantes entre los más jóvenes, no es, como se ha visto en las etapas educativas obligatorias, excluyente. Vergés recuerda que “existe una carencia de profesorado” en la comarca. Esto provoca que se priorice la calidad profesional del educador frente a su conocimiento del aranés. La síndica asevera que “primero va la plaza y después la lengua”, aunque "a la larga" se les pide aprender o acudir a cursos de formación, pero no es un idioma de conocimiento obligado como el catalán para acceder al puesto de maestro.
El Govern se olvida del aranés
Vergés, que además lidera el Departamento de Cultura y Lengua en el Vall d’Aran, muestra la indignación del Conselh Generau d’Aran respecto al “cumplimiento de tan solo entre el 30% y 40% de la Ley de Aran por parte de la Generalitat”. El Govern, dentro del fomento de las lenguas autonómicas, deja en el olvido a esta variante del gascón con una financiación de alrededor de 100.000 euros anuales.
Esta partida es muy inferior a la acordada en las comisiones bilaterales entre la Generalitat y la administración del valle, especificadas en el artículo 84 de la ley 1/2015, del 5 de febrero, del régimen especial de Aran. La síndica denuncia que el Govern no solo incumple este concierto, sino también aumenta el déficit en su inversión en la región.
Aran, a la cola de financiación
Los presupuestos del próximo año de la Generalitat destinarán 1.269.558 euros al Vall d’Aran. Esto supone una reducción del 84% respecto a 2010, cuando fue de 7.932.129 euros, y del 85% comparado con 2020, formados por 8.337.961 euros.
Vergés reclama resolver el conflicto sobre el pago al Conselh Generau d’Aran de los 570.000 euros correspondientes a la aportación adicional de 2021, firmada en el acuerdo de financiación de 2019, y destinada a compensar a la comarca por el desarrollo de políticas propias que fueron recortadas, como la promoción lingüística del aranés. Algo que, según la síndica, provoca un “profundo malestar” en la administración especial del valle.