“Hostil”. “Falta de respeto”. “Los extranjeros no somos bienvenidos”. Así describen comerciantes de Sant Vicenç de Montalt (Barcelona) la actitud que la concejal de Promoción Económica, Comercio y Turismo y de Consumo, Laia Sorribes (ERC), tuvo con el responsable de un restaurante en una reunión celebrada recientemente en este municipio costero. La insistencia de la edil a hablar en catalán, a pesar de que el restaurador de origen latinoamericano --que por miedo a represalias prefiere que no aparezca su nombre, pero su inicial es J.-- acaba de llegar a Cataluña, tensó el encuentro y ha provocado las quejas de los asistentes, la mayoría catalanohablantes. Crónica Global ha intentado recabar la opinión de Sorribes, sin éxito.
La polémica se produce en pleno recrudecimiento del debate sobre la lengua, después de que el Tribunal Supremo avale el 25% de horario lectivo en castellano en los colegios. El independentismo ha cerrado filas en favor de la inmersión.
"Es una falta de respeto"
El incidente ocurrió hace dos semanas, en una reunión celebrada en el Centro Cívico del municipio a la que asistieron una veintena de personas. El objetivo era reimpulsar la Asociación de Comerciantes de Sant Vicenç, un proyecto que se remonta a 2002 y se intentó retomar en 2019, pero debido a la pandemia quedó de nuevo en suspenso. Al encuentro acudió la concejal republicana, aunque "el ayuntamiento tiene poco que decir, pero se le invitó por deferencia". "Yo vi que uno de los asistentes, dueño del restaurante, tenía dificultades de comprensión del catalán. Muy educadamente, preguntó si podíamos hablar en castellano", explica a este medio uno de los participantes. Un comerciante se mostró reticente a cambiar al castellano, mientras que la edil manifestó que cada uno debía expresarse como más cómodo se sintiera.
“Hasta ahí bien --añade el testigo--, pero lo que nos dolió es que después dijera en dos ocasiones que esa persona ‘deberá aprender a hablar en catalán’. Yo soy catalanohablante, pero creo que fue hostil, creo que es una falta de respeto”.
Carta de queja al ayuntamiento
Tras el encuentro, uno de los participantes, también de origen foráneo, dirigió una carta al ayuntamiento en la que explica que, desde el incidente ocurrido, en el que se negó a dirigirse "en castellano" a uno de los posibles futuros miembros de la asociación, "sabiendo que él no habla todavía catalán, pues es un recién llegado", esta asociación ha perdido "unos cuantos posibles miembros".
Asegura el remitente que algunas personas se han sentido muy molestas pues "poniendo las diferencias políticas aparte, esta actitud envía un mensaje claro" a la gente como él, "extranjeros", que no son bienvenidos y que no están interesados en nuestra opinión como propietarios de negocios, "únicamente porque todavía alguien no ha aprendido catalán". Recuerda el comerciante que en Sant Vicenç hay muchos extranjeros que regentan negocios, "pagan sus impuestos" y por ende los servicios de Sorribes como concejal.
A su juicio, lo ocurrido es “una cuestión de comunicación, no de política”. En la carta se sugiere a Sorribes que visite a J. para suavizar las cosas, así como a las personas que se sintieron ofendidas. “Durante los últimos 25 años, lo que ha pasado con J., me ha pasado a mí en muchas ocasiones y mucho peor”, asegura este comerciante.
El alcalde se sensibiliza
El alcalde de Sant Vicenç, Víctor Llasera (Junts per Sant Vicenç), asegura que desconocía esa situación y según ha podido saber este medio, se ha puesto en contacto con J. para expresar su sensibilidad al respecto, ya que está casado con una mujer de origen latinoamericano.
El primer secretario de la agrupación local del PSC, Javier Sandoval, ha expresado en declaraciones a este medio su “firme rechazo a la actitud de desprecio de la concejal de ERC. Se ofendió y faltó el respeto a una persona recién llegada que lleva poco tiempo en Cataluña, que trabaja en el municipio, que aporta su grano de arena a la prosperidad de Sant Vicenç y cumple con sus deberes”.
En opinión de Sandoval, "por delante de la lengua que se utilice está la convivencia y el respeto a las personas. Una concejal debe trabajar por todos ciudadanos, sea cual sea su lengua y procedencia". "Por todo lo expuesto y exigimos a la concejal y gobierno una disculpa pública", concluye.