Prietas las filas… en favor de la inmersión. La desobediencia a los tribunales que exigen más presencia del castellano en la escuela permite a Junts per Catalunya (JxCat) tapar su guerra interna con la bandera lingüística. Pero lo cierto es que el encendido discurso parlamentario de Joan Canadell en contra del pacto presupuestario entre el Govern y En Comú Podem ha agrandado la grieta entre duros y moderados. Así, los sectores de Elsa Artadi y Jordi Turull, que secundan a Canadell, critican los bandazos de Jordi Sànchez, mientras Carles Puigdemont intenta desestabilizar al consejero de Economía, Jaume Giró, y al presidente Pere Aragonès.

La sentencia del Tribunal Supremo, que obliga a impartir un 25% de castellano en las escuelas catalanas, ha relegado a un segundo plano las diferencias existentes entre JxCat y ERC. Pero también al cisma que hay entre familias neoconvergentes. Hoy, los socios del Govern exhiben unidad en la defensa del modelo de inmersión. Pero la semana comenzó mal, con un pacto de Presupuestos entre Esquerra y los comunes que no agradó a JxCat, pues suponía la ruptura del bloque independentista del denominado "el 52%", y un primer paso hacia un nuevo tripartito de izquierdas. Fue la vicepresidenta de JxCat, Elsa Artadi, la que transmitió públicamente ese malestar, que fue en aumento hasta que intervino el diputado Canadell.

Joan Canadell, diputado de Junts, en el Parlamento catalán / EFE

"Autonomismo"

El empresario arremetió contra Aragonès por su “pacto autonomista”, lo que supuso una desautorización en toda regla del consejero Giró, propuesto para el cargo por JxCat. Canadell dijo en voz alta lo el sector más duro de Junts pensaba: que Sànchez, secretario general del partido, había “hecho el ridículo” al proclamar su rechazo al pacto presupuestario con los comunes, para luego apoyarlo. Y es que, según fuentes soberanistas, Artadi y los seguidores de Turull --las consejeras Lourdes Ciuró y Violant Cervera, entre otros-- llegaron a pensar que Sànchez arriesgaría y secundaría una ruptura de gobierno. No fue así y, finalmente, el grupo parlamentario de Junts se alineó con ERC en contra de las enmiendas a la totalidad.

Las críticas hacia el excarcelado, que rechaza la vía de confrontación ordenada desde Waterloo, se hicieron extensivas Giró, defensor de acuerdos amplios y al que acusan de obedecer a Sànchez. De hecho, las mismas fuentes aseguran que el propio Puigdemont ha expresado su malestar al respecto e intenta desestabilizar tanto al consejero de Economía como al presidente Aragonès.

Las redes sociales dieron cuenta de esa pugna entre neoconvergentes. "Un mensaje para las personas de mi partido que hoy critican los presupuestos de la Generalitat y la posición en el Congreso de ERC, compañeros de gobierno. Menos reproches, menos ruido y más gobernar”, escribía en las redes sociales Nil López, alcalde de Matadepera. Por el contrario, Puigdemont arremetía contra la estrategia pactista de ERC. "Demasiada politología y demoscopia, y demasiada poca filología y lingüística. Cuando la lengua estorba en una estrategia de crecimiento electoral o de aumento de audiencia, es la nación entera que se resiente y paga las consecuencias. Vale para todos", escribió el líder de JxCat.