El apoyo del PSC a las cuentas catalanas para 2022 no serviría para frenar el bloque nacionalista. “Que nadie tenga sueños húmedos de votar los presupuestos o abstenerse pensando que deshará la mayoría independentista”, ha espetado el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, a los socialistas en el Parlament.
Un eventual apoyo o abstención de los de Salvador Illa no fracturaría el independentismo. No obstante, Sànchez ha obviado que, justo ayer viernes, el PSC anunció que presentaría una enmienda a la totalidad de los presupuestos --algo similar a lo que quería hacer la CUP-- y que el líder socialista en el Parlament catalogó de “enmienda contra la actitud del president”.
Dos enmiendas a la totalidad
Las palabras de Sànchez contra los socialistas en la primera convención municipalista de JxCat este sábado en Badalona (Barcelona), han llegado minutos antes de que la CUP decidiera mantener su enmienda a la totalidad a los presupuestos de la Generalitat para 2022. Es decir, con esta ERC y los postconvergentes se enfrentarían a dos trabas para aprobar las cuentas anuales en el Parlament.
Los cupaires han considerado “insuficientes” las cesiones del Govern en materia de vivienda, fiscalidad y el procés, por lo que han decidido mantener su veto a los presupuestos catalanes. Este portazo de la CUP cierra las opciones del Ejecutivo de tramitar las cuentas en un ecosistema fundamentalmente independentista. Lo que relega a JxCat y ERC a buscar el apoyo de los comunes e incluso del PSC.
El último esfuerzo
Sànchez ha asegurado que JxCat ha hecho todo lo que estaba en su mano para aprobar unos presupuestos con la mayoría independentista. “Tengamos la conciencia tranquila”, ha remarcado. No obstante, al hacer mención de la reunión mantenida el jueves en el Parlament con la CUP como “el último esfuerzo”, desconocía la decisión final de los anticapitalistas.
El secretario general de JxCat ha asegurado que su partido ha sido “perfectamente leal” al acuerdo de investidura que firmaron con ERC. Más allá, de las voces republicanas que les acusaron de lo contrario, después de investir a Pere Aragonès como presidente de la Generalitat.