El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, y el presidente catalán, Pere Aragonès (ERC), han mantenido hoy un duelo parlamentario a cuenta de la aplicación del impuesto de CO2 en los vehículos. Mientras el popular denunciaba los perjuicios de las políticas "ecopijas" del Govern en quienes "no llegan a fin de mes", el republicano acusa a los populares de "negacionistas fiscales del cambio climático".
El 15 de septiembre, la Generalitat comenzó recaudar el nuevo impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono, que afecta a los propietarios de los vehículos que generen más de 120 gramos de CO2 por kilómetro.
"No llegan a fin de mes"
Fernández ha centrado su intervención en el impuesto de CO2 a vehículos que arranca con llamativos errores pues se ha tenido conocimiento de que el gravamen se ha aplicado a personas que habían dado de baja su coche hace 10 años. Asimismo ha recordado que a un usuario le llegó la notificación del impuesto de un Seat Ibiza que le robaron el 7 de abril de 1999.
"No grava a quienes más contaminan, sino a quien menos tiene. ¿Quién va a pagar ese impuesto? Los obreros catalanes que no pueden pagar un coche eléctrico porque a duras penas pueden llegar a fin de mes. Lo van a pagar en las zonas rurales, donde la contaminación es mínima, pero donde los agricultores no pueden permitirse las exquisiteces ecopijas de su gobierno. Y los transportistas de toda la vida. Efectivamente, es vieja la furgoneta, porque no pueden comprarse una nueva”.
Aragonès ha atribuido esos fallos a “los problemas de padrón de la Agencia Tributaria española” y ha aseverado que "no" van a suprimir ese impuesto. Ha acusado a los populares de ser "negacionistas fiscales del cambio climático".