El TSJC ha admitido a trámite un recurso del Ayuntamiento de Barcelona contra el Puerto de Barcelona, en el que defiende el derecho de la alcaldesa Colau a vetar el proyecto del museo Hermitage. El recurso se presentó el pasado 27 de julio, después de que el Consejo de Administración de la infraestructura aceptara de forma parcial la petición de los promotores de desligar el proyecto de un acuerdo con la Fundación Gran Teatre Liceu.
El movimiento judicial del consistorio va directamente contra la infraestructura portuaria, por haber dado la concesión administrativa del Hermitage el pasado 26 de mayo. En el escrito, al que ha tenido acceso La Vanguardia, se sostiene que la decisión del puerto “perjudica los derechos e intereses de Barcelona”. Es por esta razón que el consistorio defiende su potestad para vetar el proyecto, de acuerdo con el Plan Especial de la Nueva Bocana.
Crisis de gobierno
El conflicto escaló de forma definitiva el pasado 26 de mayo. Ese día, el consejo de Administración del Puerto de Barcelona aprobó adjudicar una concesión en favor de los promotores del Hermitage. Esta decisión contó con el rechazo unánime de los representantes del Ayuntamiento de Barcelona, que habían solicitado más tiempo para estudiar la nueva propuesta. En ella se contemplaba el acuerdo de colaboración con la Fundación Gran Teatre Liceu.
Tras el movimiento del Puerto, y como respuesta al mismo, dos días después de la votación, el Ayuntamiento de Barcelona denegó el convenio con la infraestructura para que el museo se pudiera construir en la Nueva Bocana. Esta decisión abrió una crisis en el seno del gobierno municipal, dado que contó con el apoyo de los ediles comunes, mientras que los del PSC se abstuvieron. Ante la estrategia municipal, los promotores del Hermitage apostaron por la vía administrativa y presentaron un recurso de reposición contra el consistorio, al considerar que no tenía competencia para ello, dado que el Ayuntamiento no tiene la posesión de los terrenos sobre los que se ha proyectado el museo. El conflicto siguió escalando hasta que los promotores del museo consiguieron sacar al Liceu del convenio, momento en el que el consistorio declaró la guerra definitiva al proyecto.