¿Espía o empresario afín a la causa independentista? ¿O ambas cosas? Alexander Dmitrenko niega lo primero, y en cuanto a su rol como embajador de la Cámara de Comercio de Barcelona, dan buena cuenta los mensajes cruzados entre el director de la empresa Nave Magna y presidente de CatRus Capital, y Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina del expresidente Carles Puigdemont. En esas conversaciones, interceptadas por la Guardia Civil, Dmitrenko accede a representar ese papel diplomático, siempre y cuando se le facilite una tarjeta de visita algo, a su juicio, muy importante en “reuniones singulares” y “sobre todo en Rusia y según con quién”.

Dmitrenko, así lo desvelan esos mensajes, se revela como un importante interlocutor con la diplomacia rusa, concretamente a través de Yevgueni Primakov, siendo el tema energético uno de los objetivos de esas relaciones que, por otro lado, pretenden apuntalar complicidades extracomunitarias con el procés. Por el contrario, el empresario ruso admite haber fracasado en sus intentos por establecer acuerdos con China.

Las dudas de Canadell

Joan Canadell, expresidente de la Cámara de Comercio, vuelve a convertirse en pieza clave para encumbrar a Dmitrenko como “embajador”, aunque lo hace con ciertas reticencias. Tal como informó Crónica Global, en un momento de las conversaciones interceptadas, Alay y el abogado Gonzalo Boye expresan sus dudas sobre Joan Canadell, actual diputado de Junts per Catalunya. “Estoy harto de tanto idiota, sinceramente”, dice Alay sobre Canadell, al que Boye califica de "flojo". El diputado expresa su temor a que trascienda a los medios el contacto de la Cámara con el empresario Alexander Dmitrenko, relacionado con el servicio secreto ruso.

“Me preocupa que tengamos problemas”, dice Canadell. Alay le tranquiliza: “Yo diría lo que es, embajador de la Cámara para mejorar las relaciones económicas con Rusia”. Días más tarde, se calma la situación y Alay anuncia que “yo he hablado con Canadell. De muy buen tono y se ha comprometido a hablar y comer con Aleks”. 

Reunión con el cónsul ruso en Baleares

Dmitrenko reporta con Alay el 26 de junio de 2020 sus contactos económicos con Rusia, tanto empresariales como diplomáticas, pues se refiere a una reunión con el cónsul ruso en Baleares. Medió en esos contactos Yevgueni Primakov, un alto cargo de relaciones culturales del Gobierno ruso con el que Alay admite haber contactado.

El empresario ruso y Alay se felicitan por el nombramiento de Primakov como jefe de una agencia de relaciones exteriores, “por orden del presidente. Felicítale”, dice Dmitrenko. “Collons!”, exclama Alay. Primakov, dice aquel, “ha pasado de la Duma al ministerio de Asuntos Exteriores. Eso es bueno”. Y el historiador independentista asiente. “Al final y al cabo, en la Duma tampoco nos servía de nada sinceramente”.

"Bastante sufrimos" con Terradellas

El equivalente de esa agencia es, según el empresario, Catmon, algo que sorprende al hombre de confianza de Puigdemont, quien precisa que ese órgano es “la ONG de Víctor Terradellas”. Se trata de uno de los implicados en el caso Voloh que también aparece en los mensajes de un más que escarmentado Alay. "Este tío es el que se publicó su whatsapp enterito que comprometía al president con antiguos contactos absurdos rusos", dice. "No sé tú pero necesitamos la confianza del president para tratar este tema ruso. Ya bastante sufrimos", explica Alay a Boye en anteriores conversaciones.

Por tanto, el jefe de la Oficina del fugado y Dmitrenko acuerdan equiparar la agencia de Primakov con Diplocat, organismo dependiente de la Consejería de Acción Exterior de la Generalitat, bajo la lupa del Tribunal de Cuentas y su investigación sobre el gasto destinado a propaganda procesista. Alay quiere ampliar sus posibles complicidades extracomunitarias y le pregunta al empresario “si tiene noticia de los chinos”, pero éste responde que no sabe qué harán, a pesar de haber contactado con ellos. Días después, tilda de “desastre” los contactos chinos. “Seis meses negociando, para nada”.

"Credenciales"

Dmitrenko y Alay se conjuran, asimismo, para que el primero sea nombrado por la Cámara “embajador jefe en Rusia”. Y, de nuevo, aparece Canadell como hacedor de ese cargo internacional. El 13 de julio, Alay transmite al empresario buenas noticias. “Ya eres del equipo”, dice. Pero este hombre de negocios exige oficializar ese cargo. “Necesito una cosa más formal y una especie de credenciales (tarjeta de visita al menos) para poder presentarme en según qué reunión”.

“La tarjeta de visita la puedo imprimir yo mismo no hace falta que me la hagan ellos eso. Y aunque no soy partidario de la titulitis, en unas reuniones singulares es importante. Y sobre todo en Rusia y según con quién. Por tanto, podría plenamente representar a una entidad y nos beneficiaría como tal para hacer formales los negocios que quiero proponer a la Cámara. ¿me explico? Me refiero al tema energético también”, detalla.

Puigdemont, informado

Este tema, el energético, aparece varias veces en el cruce de mensajes, pues según el empresario, preocupa “a los del bróker ruso”. Alay, al día siguiente, le tranquiliza asegurando que lo de la tarjeta está cerrado. Para Dimitrenko no es suficiente. “Estoy conduciendo ahora, no tienen nada para sus ‘embajadores’, ni correos oficiales sin tarjetas. Nada de nada. Es como formar parte de un grupo de whatsapp. No me quejo, es lo que hay”

Alay le pide paciencia y le tranquiliza asegurando que “tú ahora ya eres embajador de la Cámara” y “se lo comentaré esta tarde al presidente Puigdemont”. A pesar de los problemas logísticos, pues Dimitrenko tiene varios problemas con su tarjeta bancaria, el empresario informa el 20 de julio a Alay que se han enviado 295.500 euros a Rusia, en el marco de la edición de un libro que Alay quiere lanzar en ese país, con mediación del empresario.  Finalmente, el 3 de agosto de 2020 el empresario consigue su ansiada tarjeta. "¡Ey! ¡Lo hemos conseguido! ¡Qué bien!", responde Alay.