Por primera vez en diez años, Junts per Catalunya (JxCat) y ERC airean sus diferencias en público por un tema que nada tiene que ver con el proceso independentista. En esta ocasión es la gestión de las infraestructuras el motivo de enfrentamiento entre dos socios de Govern. La suspensión de la ampliación del aeropuerto de El Prat, un proyecto vital para la economía catalana, da la puntilla a un mandato de Pere Aragonès que se acorta por momentos.
El ultimátum dado por el Gobierno español, harto de los bandazos de la Generalitat, ha puesto a ambas formaciones secesionistas ante el espejo. La situación es reconducible, pero el momento elegido por el Ejecutivo de Pedro Sánchez para decir basta es significativo, pues tiene lugar a una semana de que se celebre la Mesa de Diálogo entre ambos gobiernos. El socialista logra desplazar el debate sobre el conflicto independentista y centrarlo sobre la gestión. Con ello tapa también las diferencias con sus propios socios sobre una ampliación que, a juicio de Unidas Podemos, genera daños ambientales. En este sentido, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau aparece como la gran ganadora.
ERC, de cónclave en Cardona
El anuncio de la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, pilló a ERC de "convivencias" en Cardona. "Es imposible llevar a buen término un proyecto de tanta envergadura como este sin un apoyo nítido y sin fisuras por parte de la Generalitat. Transcurrido algo más de un mes, consideramos que el pacto se ha quebrado por una pérdida de confianza manifiesta", dijo Sánchez.
Un ofendido Pere Aragonès recurría a Twitter para hablar de “operación de chantaje”. Lo hacía después de meses de marear la perdiz y de amagar con secundar una manifestación, convocada para la semana próxima, contra la ampliación de El Prat. Nunca fue claro el presidente catalán al respecto, aunque sí se confirmó por parte de ERC que algunos consejeros republicanos la secundarían.
Impacto millonario
Por el contrario, JxCat sí había defendido el proyecto, por considerarlo beneficioso para la economía catalana --se calcula que la ampliación tendría un impacto positivo de 5.000 millones de euros durante los seis años de construcción y la creación de 42.000 puestos de trabajo--, sobre todo en un momento de necesaria reconstrucción postpandemia. La reacción de los neoconvergentes, que de esta forma se hacían eco de las exigencias de los agentes sociales, no se hizo esperar. El vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, culpó a ERC del fiasco. Lamentó “la frivolidad y el populismo que otra vez más han hecho mucho daño a Cataluña. También lo he trasladado al presidente de la Generalitat".
No deja de ser irónico que Puigneró, el hombre de Carles Puigdemont en el Govern y defensor de la independencia unilateral, se erigiera anoche en representante de esos sectores empresariales y sindicales que reclamaban la ampliación como un primer paso hacia la normalidad postprocesista.
La jugada de Sánchez
Pero tras los primeros momentos de efervescencia política, para los secesionistas llega el momento de la reflexión. Esto es, la hora de analizar la estrategia que, en ese asunto, parece seguir Pedro Sánchez. Oriol Junqueras ya preconizó que el Gobierno rompería el acuerdo para culpar a ERC. Por su parte, dirigentes de JxCat advertían ayer de “una jugada española” consistente en desplazar el debate sobre la amnistía y la autodeterminación de la Mesa de Diálogo. Una vía de solución al conflicto en la que el sector más duro de JxCat nunca creyó, pero tuvo que envainarse para mantener el poder en el Govern. Por su parte, Esquerra no puede permitirse renunciar ahora a una estrategia con la que pretende lograr un aval internacional a la causa separatista.
Aragonès, en esta ocasión más que nunca, se juega su credibilidad, pues si difícil era obtener réditos identitarios de una Mesa en la que el Gobierno rechaza de plano la autodeterminación y el referéndum de ruptura, imposible resulta ahora acreditar una buena hoja de servicios en materia de gestión.
Por el contrario, la gran triunfadora moral y política de la jornada fue la alcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, que siempre rechazó la ampliación aeroportuaria. Precisamente hoy, Colau visitará la zona que estaba afectada por la ampliación, la laguna de La Ricarda, un espacio verde privado y con zonas en venta situada en el delta del Llobregat (Barcelona). Estará acompañada de la vicepresidenta del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz.