Ernest Maragall, el líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, ha pedido al Gobierno de Ada Colau que no pase a la segunda fase del sistema de recogida de residuos puerta a puerta en el barrio de Sant Andreu.

Los republicanos proponen que primero se corrijan los problemas en el servicio que ya está en funcionamiento antes de implementar esta metodología en un nuevo barrio de la capital catalana. Estas declaraciones coinciden con el inicio del periodo informativo del estadio dos del sistema, que empezará el 18 de octubre. La antesala para, de forma efectiva, implementar un nuevo cambio en la recogida selectiva en toda la ciudad. 

Falta de medidas

Para Maragall, no tiene sentido avanzar en la aplicación del plan si no se aplican "las medidas imprescindibles para que el sistema funcione". Asimismo, critica que el equipo de gobierno municipal no haya planteado bien el servicio ni lo haya explicado a los vecinos.

Lamenta que no se hayan aplicado los cambios que propuso ERC. Entre ellos, ajustar el servicio a los horarios de comercio y restauración, implementar contenedores comunitarios, simplificar y dignificar la recogida del textil sanitario, aumentar los recursos destinados a limpieza y al servicio de plagas, mejorar la accesibilidad y eliminar el ruido provocado por los camiones de recogida. 

Más información a los vecinos

El portavoz  también ha manifestado su disconformidad por cómo se ha tratado a los barceloneses y se ha gestionado el proceso de participación. "Dejen de menospreciar a los vecinos y vecinas y de dañar el concepto de puerta a puerta", ha sentenciado. Lanza de esta forma un dardo directo al responsable del proyecto, el concejal de los comunes Eloi Badia

ERC se posiciona como partidario del sistema y considera que forma parte del presente y futuro de muchas zonas de la ciudad. Sin embargo, propone que se resuelva “lo que no se está haciendo bien, antes de empezar en un nuevo territorio”. Pide una revisión para acabar con anomalías como la denuncia de la asociación de vecinos de Sant Andreu de que les obligan a guardar en casa hasta una semana los restos de pescado. Un problema de salubridad que ya afecta al barrio.