Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, ha respondido en su perfil de Instagram a la gran pitada que protagonizaron algunos asistentes al pregón de ayer de las Fiestas de Gràcia, cuando comenzó a hablar en el balcón de la sede del distrito. La líder de los comunes barceloneses no pudo contener las lágrimas ante los abucheos hacia su persona, aunque no es la primera vez que sucede en público.
La alcaldesa ha lamentado que no le dejaran “ni comenzar el discurso” en la plaza de la Vila de Gràcia y ha instado a no dejar que “ninguna actitud sectaria estropee la convivencia” que asegura hay entre independentistas y constitucionalistas. Colau, además, ha considerado que el suceso de ayer es “normal y saludable” para tener “una ciudadanía movilizada y crítica” y le ha restado importancia porque “en los pregones de las fiestas mayores siempre hay alguna pitada, pancartas y pregones alternativos”.
La “sorpresa” de Colau
No obstante, la primera edil barcelonesa se ha mostrado “sorprendida” por la “insistencia” en no dejarla “ni empezar el discurso”. De hecho, el pregonero de este 2021, el presidente de Òmnium Cultural indultado hace unos meses, Jordi Cuixart, tuvo que intervenir y pedir “no dejarse dividir” por "el Estado" para que dejaran hablar a la alcaldesa, algo que no acalló todos los abucheos, aunque suavizó las pitadas.
“No dejemos que ninguna actitud sectaria estropee esta convivencia. Yo no lo haré. No dejaré que ninguna pitada modifique mis sentimientos y afectos hacia personas que piensan diferente de mí”, ha asegurado Colau en su cuenta de Instagram con un hilo de fotos en las que aparece junto a Cuixart en la sede del distrito de Gràcia. De hecho, la alcaldesa ha aprovechado para agradecer el gesto que tuvo ayer el presidente de Òmnium, al que ha catalogado como “defensor de la cultural, la paz y el diálogo” con el que ha debatido “posiciones políticas diferentes” desde “el respeto más absoluto y encontrando puntos en común”. Esto, según la líder de los comunes, es la sociedad “en la que creo y por la que he trabajado todos estos años: ningún odio nos representa, sea del signo que sea”.
No es la primera vez
No es la primera vez que Colau deja caer algunas lágrimas por insultos, pitadas o posiciones contrarias entre el tejido social. En junio de 2019, en una entrevista en Rac1, la alcaldesa protagonizó un suceso similar al recordar los abucheos que recibió el día de su segunda investidura en la que la llamaron “puta” y “zorra”, tras recibir los votos de Manuel Valls para revalidar el cargo.
También sucedió durante la campaña electoral de las últimas elecciones municipales, en la que Colau se emocionó y rompió a llorar al recordar sus orígenes como “hija del Guinardó”. “Como mujer de clase trabajadora que sabe lo que es no llegar a final de mes, me dejaré la piel para que esta ciudad valiente envíe un mensaje de esperanza al mundo”, aseguró poco antes de los comicios barceloneses. Pero también sucedió durante su primera legislatura, hace tres años, en 2018, cuando volvió a llorar al término de un pleno del consistorio en el que no recibió los apoyos suficientes que necesitaba para la multiconsulta y el tranvía que debía unir la Diagonal.