La crisis de los festivales abre una brecha entre Interior y Salud

La crisis de los festivales, anunciada por la Generalitat este 4 de agosto con la intención de que tuviera menor repercusión, abre una nueva brecha en el gobierno independentista. En este caso, distancia a las consejerías de Interior (ERC), que se desentiende de la situación, y de Salud (JxCat), la responsable última de dar el visto bueno a estos eventos multitudinarios.

El caso se remonta al 6 de julio, hace un mes. Ese día, Salud, la consejería que dirige Josep Maria Argimon, anunció el cierre del ocio nocturno --que había abierto antes de Sant Joan tras 15 meses con la persiana bajada-- por el rápido avance de la quinta ola del coronavirus. Pero libró de la quema a los festivales, con el argumento de que se celebraban al aire libre, de que debían presentar un “plan de seguridad” y de que la prueba piloto en el Sant Jordi (con 5.000 personas), meses atrás, había sido un éxito. Estos eventos veraniegos, sin embargo, concentraron a miles de personas durante varios días y, a juzgar por las imágenes y las consecuencias, no todas cumplieron con las medidas sanitarias y los protocolos fallaron.

Explosión de contagios

El desenlace de todo ello, de la mala gestión y de la poca previsión --descontrol y fallos informáticos mediante--, fue una “explosión” de contagios, como lo definió el mismo Argimon, quien a toro pasado reconoció el error de permitir estos festivales. El resultado: más de 2.200 contagios en tres de estos eventos, según comunicó la Generalitat este miércoles con la boca pequeña, y un rápido crecimiento de todos los indicadores epidemiológicos, con especial preocupación por la presión hospitalaria.

¿Quién se responsabiliza de la situación? Preguntado por la cuestión, el Departamento de Interior (ERC), que dirige Joan Ignasi Elena y del que depende el Procicat --el organismo que fija las restricciones--, remite a Salud (JxCat). ¿Y qué dice Salud? “Hoy hemos publicado una nota de prensa; te enviamos el enlace a continuación”. Es decir, la consejería pasa de puntillas sobre este asunto, aunque asume que la tormenta se cierne sobre el departamento de un Argimon que, antes de ser conseller, destacaba por su prudencia en cuanto a las medidas y a la desescalada, pero que, una vez en el Govern, no ha visto venir la quinta ola --“no esperaba” que fuera tan grande, llegó a decir-- y ha permitido estos festivales.