Vecinos del barro barcelonés de Sant Andreu han estallado contra la alcaldesa de la Ciudad Condal, Ada Colau, y han pedido su dimisión, por la recogida puerta a puerta de basuras. Residentes de esta zona, un feudo de BComú, partido de la primera edil, se han manifestado hoy ante la Audiencia Pública del distrito, donde se han refugiado los concejales Eloi Badia y Lucía Martín.
Ha ocurrido en la plaza Orfila de Sant Andreu, sede del Gobierno del distrito. Allí, Badia y Martín han presidido una sesión ordinaria que se ha calentado por el conflicto del puerta a puerta, un sistema de reciclaje estrenado el pasado 24 de mayo. Los residentes han alertado de que "se les ignoró" antes de quitar todos los contenedores y que se les sigue orillando ahora, cuando piden la vuelta al sistema tradicional.
Vecinos sublevados y Josep Bou
Los concentrados, mayoritariamente del casco antiguo del barrio, se han reunido ante la sede del Gobierno local poco antes de las 18.30 horas, momento en el que ha dado inicio una sesión de la Audiencia Pública del distrito. Los contrarios al puerta a puerta, un centenar largo de residentes, han tratado de entrar a la reunión, que presidían Lucía Martín, concejal del distrito, y Eloi Badia, edil de Emergencia Climática y Transición Ecológica y cerebro del puerta a puerta.
Muchos de ellos han montado en cólera al descubrir que la capacidad de la sala era limitada y se accedía por inscripción previa. Una vez fuera en la plaza, han coreado gritos de "fuera Colau", "queremos contenedores" y "contenedores sí, Colau no". A la concentración, convocada por redes sociales y cartelería ha acudido el concejal del PP Josep Bou, cuyos colaboradores han desplegado una pancarta contra el sistema de reciclaje de nuevo cuño.
"Nos ignoran"
Una de las que mostraba descontento vecinal es Milagros Santana. Venía con toda la familia --sus hijas portaban carteles por el reciclaje de residuos "pero no así"--. Vecina del "casco antiguo" de Sant Andreu, ha explicado a este medio por qué se opone al sistema. "Gente que vive en bloques de pisos sin ascensor tienen que bajar el cubo, subir, esperar y volver a bajar para subirlo de nuevo cuando ha pasado el camión. O si tienes niños o un enfermo, que ensucian pañales cada día, ¿dónde los tiras si pasan una o dos veces por semana a por este residuo?", se preguntaba.
Santana, igual que otros ciudadanos, mostraba descontento por la pérdida de privacidad. "Haces una fiesta y se entera todo el mundo: las bolsas son transparentes y todo el barrio sabe qué has cenado, o qué has bebido", lamentaba. Isabel Bartino, otra vecina, alertaba de la "indignidad" para la gente mayor. "Veo ancianos con pañales de adulto en la mano que esperan a que pase el camión --no se pueden mezclar con el resto de deshechos--. ¿Crees que gente que pasó una guerra merece esto?", planteaba crítica.
"Le pasará factura a Colau"
Una de estas manifestantes veteranas era Aurora Surroca, vecina de la calle Montpellier, junto al mercado de abastos de la zona. Con 84 años y un andador, se ha acercado a la plaza del distrito a pedir la retirada del puerta a puerta. "Es que me da vergüenza sacar la basura. Ven todo lo que tiramos, y las personas que necesitamos usar pañal tenemos que esperar a que sea la hora y el día. Es vergonzante, no hay derecho", se quejaba.
Más reflexivo, Manuel Muñoz, de la Asociación de Vecinos Sant Andreu Nord Tramuntana, recordaba que "se ha dialogado poco" con el barrio antes de implantar el puerta a puerta, de forma piloto eso sí, en 6.000 hogares. Serán más en octubre, momento en el cual la polémica recogida manual se extenderá a buena parte del barrio y otras dos zonas de Barcelona: el distrito de Horta y Sant Antoni. "Esto le pasará factura a Ada Colau", auguraba el activista en conversación con un amigo.