Carles Puigdemont ha escrito una carta a la militancia de Junts per Catalunya (JxCat) en la que atribuye su mutismo a su deseo de no interferir en las negociaciones con Esquerra. Asimismo, critica a quienes le han acusado de querer tutelar a Pere Aragonès, investido hoy nuevo presidente de la Generalitat, y tras reivindicar la fortaleza de la unidad independentista, revalida su compromiso con el mandato del referéndum del 1-O. "El catalanismo, en todas sus versiones, ha mantenido una actitud de lealtad y respeto a las instituciones de autogobierno, y estoy seguro que nuestro partido contribuirá más que nadie a mantenerlo. Quizás no nos hemos sentido correspondidos siempre de la misma manera, pero nosotros no podemos faltar a esta tradición que es, a la vez, una señal que caracteriza la forma de cómo queremos construir Cataluña", afirma.

"Tal como comuniqué al secretario general, Jordi Sànchez, y también al equipo negociador --explica en una larga misiva-- creía que lo mejor para poder establecer un marco de relaciones con ERC que favoreciera acuerdos era que yo no formara parte de ningún proceso negociador. Después de analizarlo muy a fondo y de contrastar informaciones, me quedaban pocas dudas de que si yo no tomaba aquella decisión, acentuaría una estrategia narrativa tan falsa y perversa como eficaz según la cual mi principal preocupación sería la de asegurar una buena tutela del presidente y del gobierno".

"Falsedad e inmoralidad"

"Las personas que han estado a mi alrededor --añade el expresidente-- saben de la falsedad e inmoralidad de esta narrativa, de la falta absoluta de base. Pero se han puesto de acuerdo desde sectores independentistas hasta todo el unionismo; básicamente iba bien para debilitar Juntos. Y por otro lado también para debilitar el Consejo por la República, y con él la legitimidad del 1 de octubre y de la declaración de independencia hecha en el Parlamento de Cataluña el día 27 de octubre de 2017. He procurado, en consecuencia, no ser ningún obstáculo en las conversaciones para llegar a un acuerdo, ni para el acuerdo en sí mismo; en todo caso, mi intención era que el resultado al que se llegara (acuerdo o no acuerdo) hubiera que ser explicado de una manera mucho más rigurosa y esforzada que a partir del argumento simplista y deshonesto de vincularlo a mis supuestos deseos o intereses personales. Algunos ya tenían la crónica escrita, el comentario a punto o el gag registrado".

El fugado explica que, "para reforzar esta posición tomé otra decisión, la de no interferir públicamente a través de comentarios y opiniones. Tampoco desde mi rol de presidente del Consejo para la

República
. He estado escrupuloso con mi compromiso de no generar ninguna distorsión que afectara los esfuerzos de los negociadores, o que sirve a los intereses de nuestros detractores en la construcción de su relato sobre las supuestas tutelas y otras manipulaciones. Tampoco quería dar ninguna excusa a quienes promueven la crítica injusta y torpe sobre un supuesto sesgo partidista del Consejo. Me he mantenido públicamente en un silencio público respetuoso y prudente, que hoy tiene todo el sentido del mundo que acabe".

"Dolorosa desunión"

"También había razones que acaban teniendo efectos personales. No te negaré que luego de más de tres años y medio en el exilio algunas cosas han convertido para mí más dolorosas que la propia represión" en referencia a una desunión "que es una de las preocupaciones que más me quitan el sueño, sobre todo aquella desunión que ha sido trabajada a conciencia, la paga toda Cataluña y tiene efectos generalizados. Si al principio la estrategia de la desunión fue concebida con una determinada intención, muy sectaria en mi opinión, es evidente que se ha escapado de control y ha originado una batalla sin freno que avergüenza internamente y desde fuera es muy desconcertante, de la que nadie sale bien parado".

"Es evidente que el acuerdo alcanzado tiene aspectos que habrá que proteger y velar. Todos entendemos que el mejor acuerdo es lo que conllevaría la aplicación de nuestro programa electoral, pero también

sabemos que las elecciones no las ganó ningún partido independentista. Ni ERC, ni Junts ni, por supuesto, la CUP. Las elecciones tuvieron un claro ganador, y este es el movimiento independentista en su conjunto y en su diversidad. Por lo tanto, ningún acuerdo y ninguna estrategia no se pueden basar en la hegemonía de un determinado partido -pongamos por caso, de juntos- sobre el conjunto del movimiento sino que debe considerar y respetar esta diversidad y transversalidad".

Los difíciles equilibrios

Cree que "el equilibrio es muy difícil pero tenemos la obligación de buscarlo. Por eso he insistido en la necesidad del respeto, de la confianza y de la lealtad. Es previo a todo. El éxito del Gobierno no se medirá sólo en la obra hecha, en las políticas desplegadas. Se basará, también, y quizás ahora más que antes, en su capacidad de restaurar todo lo que se ha deteriorado, y que influye en el ánimo del país".

"En cualquier caso, sea como sea y a pesar de los que lo querrían contrario, continuaré defendiendo el referéndum del 1 de octubre y la proclamación de la república catalana como fundamentos de la independencia de Cataluña y, por tanto, del Estado catalán. Que es el único que puede garantizar el progreso social, económico, cultural y lingüístico de nuestro país, y nos puede asegurar un estado de derecho, de justicia y de libertades que nunca hemos conocido en la historia de nuestra pertenencia forzada al Reino de España".