Mucho se habla de la unidad fiscal o política de Europa, pero poco de la fragmentación lingüística existente. Arman Basurto y Marta Domínguez Jiménez abordan esa Europa de Babel en el libro ¿Quién hablará europeo? (Editorial Clave Intelectual), donde explican el avance del inglés como lengua común. Algo que, a su juicio, no es incompatible con la salvaguarda de lenguas regionales como el bretón, el vasco o el catalán.
Basurto es graduado en Derecho y, tras su paso por la autoridad financiera de la UE en París y el Congreso de los Diputados, ahora es consejero político del grupo liberal en la Comisión de Economía de la UE. Natural de Bilbao, es consciente del debate generado sobre la situación de las lenguas minoritarias y su uso en las instituciones europeas. “Es necesario abordar este debate de una forma sana. No es peligroso hacerlo, lo peligroso es dejar que el tema se enquiste”, explica a Crónica Global. No obstante, admite que se trata de una discusión embrionaria que quizá se resuelva en dos o tres generaciones.
Lenguas vivas
La idea del libro surgió, explica, tras constatar que las “lenguas son vivas” y que, con el paso del tiempo, el inglés fue sustituyendo al francés como idioma de uso mayoritario en el espacio europeo. “Nos planteamos que, ante una construcción europea basada en países tan diferentes y plurales desde el punto de vista cultural y lingüístico, sí falta una lengua común”, explican Basurto y Marta Domínguez, graduada en Economía por la Universidad de Oxford y que, tras pasar un año en la City londinense, ejerció como analista de mercados para Citigroup. Ahora trabaja como investigadora en el think tank económico Bruegel.
Los autores constatan la imposición cada vez mayor del inglés en las instituciones europeas, algo que puede parece paradójico tras el Brexit. “Paradójicamente, y aunque ahora solo Malta e Irlanda son los países de la UE que usan el inglés, la salida de Reino Unido puede ser una buena oportunidad para que esa lengua sea considerada como de todos y de nadie”, afirma Basurto.
"Unidad en la diversidad"
El asesor europeo recuerda que la alianza europea está basada en el lema “unidad en la diversidad”, por lo que “una cosa son las lenguas oficiales de cada Estado y, otra, las regionales como el bretón, el vasco o el catalán”: “Crear ciudades bilingües o trinlingües, como es el caso de Barcelona, donde viví un tiempo, es el objetivo. La convivencia es posible”. Pero la quimera de una koiné [lengua común] europea, como mencionan los autores en su libro, ¿es un peligro para el catalán o el vasco? “No estamos en el siglo XIX, cuando desaparecieron algunas lenguas. Lo importante es que, actualmente, hay acceso a estos idiomas en la educación, en los medios de comunicación, en las redes culturales, en las editoriales, en las instituciones que las protegen”, afirma.
Consciente de la polémica creada por el Grupo Koiné en Cataluña, partidario del monolingüismo catalán, Arman Basurto precisa que “eso no tiene nada que ver” con su propuesta de una lengua europea que no amenace a las propias de cada Estado: “Pensar en la desaparición de un idioma siempre es desasosegante; cuando nacemos, ya tenemos una lengua que se incorpora a nuestra identidad. Pero eso no tiene por qué pasar”.
Inglés, una asignatura pendiente
Basurto y Domínguez recuerdan que el inglés sigue siendo una asignatura pendiente en el sistema educativo español y que Holanda o los países escandinavos “llevan muchos años de ventaja”.
¿Quién hablará europeo?, que salió a la venta el pasado 29 de marzo, prepara ya su segunda edición.