ERC no puede evitar las críticas a su socio de Gobierno, JxCat, porque ambos se disputan el liderazgo del independentismo. Adicionalmente, las relaciones personales de los miembros de ambas organizaciones que se sientan en el Consell Executiu son tan malas que no se pueden ocultar.
Durante la campaña se van produciendo escaramuzas que hacen saltar las alarmas, pero tras las picabarallas las aguas siempre vuelven a su cauce, al menos aparentemente, en aras al bien común: seguir en el poder. Es evidente que también hay diferencias programáticas, pero que afectan menos a los intereses reales del país –sanidad, enseñanza, infraestructuras—, se refieren al procés y la independencia, que son los que ocupan los titulares de sus actos de campaña.
La campaña de Pablo Iglesias
Un caso muy distinto es el de Unidas Podemos, que también forma parte de un Gobierno de coalición como minoritario. Su campaña en las elecciones del 14F es una referencia constante y negativa a su socio, el PSOE. Pablo Iglesias participó el sábado en el mitin central de Jéssica Albiach y centró su discurso en la deslealtad de los socialistas respecto al pacto de Gobierno suscrito entre los dos partidos –a propósito de la ley de alquileres-- y en las descalificaciones de Salvador Illa, el “candidato de los poderes mediáticos” que está al servicio de las “patronales inmobiliarias” (sic).
El vicepresidente segundo del Gobierno, que como los nacionalistas evita pronunciar la palabra España cuando está en Cataluña y la sustituye por Estado, explicó a quienes se conectaron al canal Youtube de En Comú Podem los logros de los ministros podemitas –ERTE, SMI, IMV, freno a la publicidad de las apuestas, ley trans, ley de solo si es si--, así como el deseo de PSOE de recortar las pensiones y de impedir que se cumpla el precepto constitucional del derecho a una vivienda digna.
A piñón fijo
Al final, invitó a los catalanes a elegir entre los independentistas, los monárquicos (Illa) y los republicanos (Albiach). Menos mal que comparten el Consejo de Ministros, porque qué campaña haría Iglesias si hubiera aceptado lo que sus colegas más sensatos le recomendaron tras el 10N de 2019: apoyar al PSOE, pero no entrar en el Gobierno para ser más libres. O si ni siquiera respaldara a Pedro Sánchez desde las Cortes. La misma, creo que estaría haciendo la misma campaña.
Es curioso que un par de horas antes, Jaume Asens, presidente del grupo confederal UP-ECP en el Congreso, interviniera en Lleida y presumiera de los mismos logros a los que después se refirió Iglesias, pero con orgullo de la labor del Gobierno en su conjunto. Por eso defendió la réplica de la coalición española en Cataluña y centró sus críticas en Laura Borràs, Joan Canadell y Ramon Tremosa, la cabecera de la lista de JxCat. Asens, que probablemente es el enlace entre Iglesias y Puigdemont al que se refirió el viernes el presidente fugado, evitó eso sí referirse al político de Waterloo: como se sabe, le ayudó a huir del país para escapar de la justicia. En eso también es coherente.
¿Dónde está Castells?
El que también va a su bola es Manuel Castells, ministro de Universidades y el conseguidor del aumento de becas, según le atribuyó Iglesias desde Santa Coloma de Gramanet. El sábado publicó su habitual artículo en La Vanguardia en el que se refería a la carrera de las vacunas contra el Covid como si España no formara parte de la Unión Europea y él no asistiera a los Consejos de Ministros.
No explicaba las razones que le movían a hacerlo, pero elogiaba la decisión del "muy europeo" Gobierno húngaro de administrar a sus ciudadanos la polémica vacuna rusa.
Es curioso que un ministro mantenga sus colaboraciones periodísticas, Iglesias también lo hace, pero que se exprese en ellas como si las decisiones del Gobierno le fueran ajenas parece impropio.