“Iceta es un hombre esencial”. Así define Pedro Sánchez a su nuevo ministro de Política Territorial y Función Pública. Un federalista catalán como máximo responsable de la organización territorial española. Con todos los recelos que ello puede suponer, incluso dentro del PSOE.
Es Miquel Iceta, veterano socialista, agudo parlamentario y, durante muchos años, fontanero en un PSC con dos almas que él ha sabido equilibrar. Incluso a costa de su propia carrera política. Porque Iceta (Barcelona, 1960) nunca formó parte de los dos gobiernos tripartitos presididos sucesivamente por Pasqual Maragall y José Montilla. El pulso entre el aparato y el sector catalanista mantuvo en la recámara orgánica a Iceta, que ahora se desquita, asumiendo una cartera tan importante como sensible.
Hombre de máxima confianza de Sánchez
Iceta siempre ha sido un sanchista convencido. Incluso en los momentos más adversos para el líder del PSOE. Por ello, Sánchez cuenta a partir de ahora con un hombre de la máxima confianza en el nuevo Consejo de Ministros, donde la marcha de Salvador Illa ha obligado a realizar una mínima reestructuración: Iceta sustituye a Carolina Darias, quien asumirá a partir de ahora la cartera de Sanidad que deja Illa.
Mínima, pero importante. El primer secretario del PSC está llamado a una doble función. Por un lado, ser el máximo responsable de una “cogobernanza” territorial que, según ha dicho Sánchez, “ha llegado para quedarse”, en referencia a la descentralización competencial que ha impuesto el coronavirus. El federalismo de Iceta siempre ha provocado susceptibilidades entre los barones socialistas, especialmente cuando se ha decantado por definir Cataluña como nación o cuando se ha abordado la financiación autonómica. Un recelo, el de los dirigente territoriales del PSOE, que tuvo su punto álgido en la reforma del Estatut catalán.
Control de los funcionarios
No es menor la tarea de Iceta al frente de la función pública. Será él quien controle la legislación básica de todos los funcionarios de España. Es decir, al personal técnico de los juzgados, fiscalías, comisarías, ministerios, concejalías, consejerías...
Pero es que, además, Sánchez necesita contar con una persona afín que neutralice al vicepresidente Pablo Iglesias y al líder de Podemos en el Congreso, Jaume Asens, en el terreno mediático. Iceta, dicen fuentes del partido, es la persona ideal para hacerlo: “Sánchez no puede ni debe replicar a Iglesias cuando, tras el Consejo de Ministros, corre a filtrar las desavenencias entre PSOE y Podemos. O cuando Asens coquetea con el secesionismo en el Congreso. Iceta sabe hacerlo”.
Dicho de otra manera, en el socialista catalán se unen dos condiciones importantes: un talante dialogante –firme defensor del diálogo con ERC y de los indultos a los presos del 1-O para neutralizar al independentismo irredento— y un discurso punzante. Un estilo muy diferente al de otra catalana que estuvo al frente del Ministerio de Política Territorial, Meritxell Batet.
Relevo en las listas catalanas
De Iceta se destaca también su generosidad al haber renunciado a ser candidato a las elecciones catalanas que, previsiblemente, se celebrarán el 14F. Lo hizo en favor de Salvador Illa, secretario de Organización del PSC. Illa no estaba entre las preferencias de Iceta para cubrir ese cargo.
Cuentan que las relaciones entre ambos dirigentes nunca han sido fáciles. Y si esa pugna ha ido a más, no ha trascendido públicamente, a pesar del revulsivo y el entusiasmo que ha supuesto para el partido ese cambio de candidato.