Burgaya: “El nacionalismo es una patología política”
El historiador defiende la necesidad de establecer puentes en la sociedad catalana con un duro alegato contra el “populismo” que ha movido al independentismo
3 noviembre, 2020 21:38Una posición correosa, unívoca, durante todos los años del proceso independentista. El historiador Josep Burgaya, profesor en la Uvic, considera que el “nacionalismo es una patología política” que ha marcado toda la política catalana y que tiene su mayor expresión en el movimiento “populista” que se inició en 2012. Lo ha señalado en un coloquio organizado por Federalistes d’Esquerra, en el que ha desgranado buena parte del análisis que se muestra en su libro Populismo y relato independentista en Cataluña, ¿un peronismo de clases medias? (El Viejo topo).
Burgaya ha admitido que muchos de sus comentarios y artículos, como los que publica periódicamente en Crónica Global, son elogiados en su entorno, en Vic, pero siempre de una forma privada, prudente, con un cierto temor a que esos análisis compartidos puedan trascender. Eso es lo que ha generado el independentismo, con muchos intereses cruzados con el poder, un movimiento que se generó desde arriba, “nada que ver con la espontaneidad que se quiso trasladar, como algo surgido desde abajo, desde el pueblo”. Esos lazos con el poder suponen subvenciones, como ahora se han reflejado con la investigación del juez Aguirre; cargos, y plataformas mediáticas.
Con Pujol "empezó todo"
El historiador, autor de diversos trabajos de economía política, fue concejal del PSC en el Ayuntamiento de Vic. Pero se centró antes del procés en su actividad profesional, y ha sido uno de los analistas más mordaces con el objetivo de “desnudar” lo que había detrás del movimiento independentista. Una de sus ideas, reflejadas en el libro, es que sin Jordi Pujol no se entendería lo que ha pasado después. “Ha sido un político moderado y conservador, pero con él empezó todo”, ha señalado en el debate con Federalistes d’Esquerra.
El mensaje central es que el nacionalismo es “una patología política”, porque no define en ningún momento “cómo se organiza la sociedad”. Lo que hace “es algo previo, es definir cúal es la sociedad”, lo que ha llevado, finalmente, a una gran división social.
Uno de los errores, que en estos momentos se dilucida en el Congreso, es el papel de la lengua en el sistema educativo. Burgaya, sin entrar en la cuestión en detalle, sí ha señalado que sería “un grave error entrar en una descastellanización” de la sociedad catalana, cargando duramente contra “colectivos como Koiné que reclaman que el catalán sea la única lengua en Cataluña”.
Analógico frente a digital
Con preguntas sobre cómo se podría salir de la actual situación, Burgaya ha defendido que se puedan establecer puentes, entre los dos bloques, y se opte “por la razón, por dejar atrás todo el procés, sin que nadie deba renunciar a sus principios”. Es una “obligación”, ha precisado, porque Cataluña, en caso contrario, “entrará en una decadencia económica, que ya se percibe y se nota, tras diez años perdidos”.
La tesis de Burgaya es que toda la “agitación y venta del mensaje independentista” se puede superar con buenos argumentos, “desmontando” cada una de las “mentiras” que se han difundido, entre ellas que Europa aceptaría la independencia de una parte de un Estado, sin ser consciente de que la Unión Europea es un “club de estados”, y de que el Gobierno español, al margen de verse superado y de no saber combatir la propaganda independentista, actuó como debe hacer un Estado. “Lo que pasa es que el Gobierno de Rajoy respondió de forma analógica ante las formas digitales de un movimiento de activistas”.