La sombra del confinamiento planea sobre Cataluña. “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”, dice el refranero popular. Pues bien, la semana pasada Irlanda inició su segundo encierro --con la diferencia de que las escuelas permanecen abiertas-- y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado que comparecerá hoy miércoles para, previsiblemente, decretar el del país galo.
El Departamento de Salud de la Generalitat catalana se reunió de urgencia ayer para decidir qué paso dar ante el empeoramiento de la situación epidemiológica en Cataluña. Se barajan dos opciones: un encierro total durante 15 días o una reclusión durante los fines de semana, que complementaría al toque de queda. Otra de las medidas sobre la mesa es el confinamiento perimetral, el único previsto de momento por el decreto de estado de alarma. Pese a ello, el Govern tantea los mecanismos legales a través de los cuales podría dar un paso más allá, pues el cierre exterior de las fronteras regionales o municipales parece que se les antoja insuficiente.
No se descarta nada
El director de la Unidad de seguimiento del coronavirus del Govern, Jacobo Mendioroz, ha asegurado que "los datos son muy preocupantes” y que la situación en Cataluña es “crítica". Ante estas afirmaciones, no sorprenden las declaraciones hechas ayer martes por la portavoz del Govern, Meritxell Budó, quien confirmó que la Generalitat tiene sobre la mesa “todas las medidas que puedan tomarse”, las cuales ya ha anunciado que “no serán de relajación”. Así pues, no se descarta nada. Lo único que está claro es que los bares y restaurantes seguirán cerrados más allá de este viernes, fecha en la que terminaba el período inicial de duración de dicha norma.
Meritxell Budó durante la rueda de prensa / CG
“Estamos en la línea de no bajar restricciones, si no de poner medidas adicionales”, dijo la consellera de Salud, Alba Vergés, en una entrevista a la Cadena Ser. No obstante, la ley tiene límites, y así lo ha reconocido el secretario general de Salud, Marc Ramentol, quien informó de que “las posibilidades de confinamiento que se están examinado son las que se prevén en el texto del Real Decreto del estado de alarma”.
Qué hacen el resto de comunidades
Aragón y Asturias han impuesto un toque de queda a partir de las las 23.00 y las 00.00 horas, respectivamente. Además, se ha confinado perimetralmente toda la comunidad autónoma y se ha prohibido entrar y salir de las tres capitales de provincia. En Galicia, a parte de las restricciones nocturnas, se encuentra aislada Ourense, así como otros seis municipios de la provincia. Andalucía, Murcia, Baleares, la Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha, Extremadura, Cantabria, Ceuta y Melilla también han optado por el toque de queda, pero no se plantean restringir la movilidad por el momento.
Navarra es la comunidad más afectada ahora mismo. El pasado 19 de octubre decretó el cierre de la hostelería, además del cierre comercial y cultural a las 21.00 horas. Desde la semana pasada, se aplica el toque de queda desde las 23.00 y, al igual que La Rioja y el País Vasco, se ha confinado toda la región. Madrid, por su parte, mantiene el cierre perimetral de ciertas zonas básicas sanitarias, pero tiene prevista una reunión con Castilla y León para coordinar una posible extensión del bloqueo a los límites geográficos de ambas comunidades. Canarias es la única región que ni aplica el toque de queda ni obstruye sus fronteras.
¿Qué permite el estado de alarma?
El departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) defiende que el Govern no podría aplicar ni un confinamiento domiciliario total ni uno reservado solamente al fin de semana. “El decreto de estado de alarma aprobado por el Gobierno no prevé esta competencia para las comunidades autónomas”, señalan los expertos. Las únicas limitaciones de la movilidad que contempla el BOE publicado el viernes pasado son la restricción de esta libertad en el horario nocturno --con el toque de queda-- y de manera perimetral --en lo que respecta a cruzar determinadas fronteras geográficas--. “La Generalitat no podría aprobar un confinamiento domiciliario porque supondría una restricción de derechos fundamentales sin amparo legal”, concretan desde la UPF. La única manera de ir más allá en el cerrojazo sería que el Gobierno central extendiera los supuestos incluidos en su norma.
Algo parecido pasa con el tema del teletrabajo ya que, al estar la materia laboral en manos del Ejecutivo de Pedro Sánchez, el Govern no puede obligar a las empresas a adoptarlo. No obstante, Ramentol ha asegurado que la ley de salud pública catalana les “ampara para tomar todas aquellas medidas necesarias para disminuir la transmisión del Covid-19 en Cataluña”. En palabras del secretario general de Salud, “el motivo principal de movilidad en Cataluña es el trabajo, y una de las únicas medidas que tenemos en nuestras manos para limitarla es la promoción del teletrabajo”.
¿Qué sería lo idóneo?
El analista de datos y epidemiólogo afincado en Cataluña Joe Brew apuesta, en primera instancia, por una buena comunicación. “Es muy importante en la gestión de una pandemia”, destaca. En su opinión, la gente está “hiperdispuesta a colaborar”, pero para que lo hagan son necesarios “mensajes claros”. “No cuesta ni un euro ni una persona confinada comunicar bien lo que está pasando. La situación es grave y los ciudadanos deben tenerlo claro”, asevera.
No obstante, el experto cree que un aislamiento total durante dos semanas sería la mejor opción ahora mismo. A su parecer, la llegada de medidas mucho más estrictas es “inevitable”, por lo que aplicarlas cuanto antes es esencial. “Dentro de unos días todo el mundo se preguntará por qué hemos tardado tanto en adoptar las restricciones, pero llevamos días viendo que es la única opción”, critica. Es por eso que Brew apuesta por “ahorrar tiempo y hacerlo ya”. “Muchas veces olvidamos que una medida severa como un confinamiento, cuanto antes lo hagas menos tiempo durará”, lamenta.
Evitar los extremos
La reclusión, pese a todo, no puede ser como la de marzo. Brew alerta de que durante la primera ola se cometió el “error” de “tomar medidas muy extremas sin evidencia científica”. “Es una absurdidad que una persona pueda ir en metro a trabajar pero no a correr solo a un parque”, recrimina el experto, quien recuerda que “hay conocimiento más novedoso de lo que pensábamos en enero de 2020”. Se refiere, en especial, al riesgo diferencial en espacios interiores y exteriores, el cual “es brutal”, en sus palabras.
“El confinamiento no es una cuestión epidemiológica, sino política”, asegura Brew. En sus palabras, todo se reduce a un par de preguntas: ¿Hasta que punto estamos dispuestos a sacrificar ciertas cosas del bienestar psicológico y económico para proteger otros factores del bienestar? ¿Hasta que punto estamos dispuestos a sacrificar vidas para tener bienestar psicológico y económico? “Eso no es una cuestión científica, es social”, determina.