A seis días de que termine la prórroga de los ERTE, las conversaciones entre el Gobierno y los agentes sociales siguen adelante. Aunque con dificultades. Según fuentes sindicales, los principales escollos en la negociación son las exenciones a la Seguridad Social y la universalidad de las ayudas, aspectos que por el momento alejan a los interlocutores.
Sin embargo, estas mismas fuentes no dan por rota la negociación con el Ejecutivo. Al contrario, subrayan los "avances sustanciales en todos los aspectos" alcanzados en la mesa trilateral entre el Ministerio de Trabajo, los sindicatos y la patronal. "Hemos logrado todos los elementos sociales, aunque hemos planteado fórmulas para ampliar la protección a más empresas y trabajadores, en especial del sector de la hostelería y comercio", indican. Con todo, cunde el optimismo: "Esperemos que de aquí al martes haya acuerdo".
Pacto a contrarreloj
No es la primera vez que los actores de esta negociación trabajan a contrarreloj para sellar un pacto. En las prórrogas anteriores, tuvo que agotarse el tiempo para consensuar todas las posturas. En esta ocasión, ha sucedido lo mismo. “Quiero tranquilizar a todos los trabajadores afectados porque vamos a seguir protegiendo sus rentas y el tejido productivo de las empresas el tiempo que sea necesario", aseguró este jueves el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, para disipar cualquier duda sobre el compromiso del Gobierno.
De hecho, el Ejecutivo ha modificado su propuesta inicial para recabar el apoyo de sindicatos y patronal. En primer lugar, prolongando la extensión de los ERTE hasta enero de 2021, y no hasta diciembre de este mismo año. También se aseguró la cobertura en el 70% de la base reguladora, descartando cualquier rebaja, se mantuvo el periodo de afectación por un ERTE en la computación del paro (el llamado "contador a cero"), y se introdujo una prestación para los fijos-discontinuos, una modalidad laboral muy practicada en la hostelería.
¿ERTE para todos?
Los obstáculos que impiden cerrar el acuerdo no son tanto estas cuestiones técnicas, sino el alcance que deben tener los ERTE a partir de ahora. Mientras la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, propone limitar las ayudas a determinados sectores --sobre todo, aquellos más vinculados con los servicios y el turismo-- y Escrivá descarta un "café para todos", los agentes sociales reclaman un tratamiento universal para todas las empresas.
En este punto, UGT y CEOE se han aliado para formar una pinza en contra de restringir los ERTE solo a determinados ámbitos de la economía. Esta discrepancia, además, está vinculada con la otra gran piedra en el zapato de Díaz: las exoneraciones fiscales para los empresarios.
Los empresarios hacen piña
El Gobierno ha elevado el descuento hasta el 85%, aunque una vez más solo para determinados sectores de la economía. En cambio, la patronal pide que las bonificaciones de las cotizaciones sean iguales para todos los afectados por la pandemia. Como ejemplo de esta actitud se encuentra el posicionamiento de la Confederación Española de Comercio (CEC), que rechazó una prestación diferenciada: “Es una muestra más del abandono y falta de sensibilidad por parte de Ejecutivo hacia un sector que da empleo a 3,2 millones de personas y supone el 13% del PIB nacional”, señaló en un reciente comunicado.
Trabajo ha insistido en que quiere proteger a todas las empresas que lo necesiten, no sólo del sector turístico, sino también las que dependen de él o están vinculadas a esta actividad de alguna manera. Pero ha reconocido que se trata de una tarea compleja. A escasos días para que se pare el reloj, Díaz lo tiene claro: "No nos vamos a levantar de la mesa hasta que no haya acuerdo".