El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha hecho un llamamiento a la unidad del independentismo para superar la fragmentación política que él mismo ha contribuido a crear con el lanzamiento de JxCat. En una entrevista en el 3/24, ha afirmado que "para tener un Govern netamente independentista, necesitamos la unidad entre independentistas".

Sin embargo, esta pretensión llega después de la fractura del espacio posconvergente azuzada por el entorno de Waterloo. La plataforma del expresidente fugado, JxCat, se enfrentará en los próximos comicios no solo al PDECat, sino también a otras opciones como el PNC o Lliures. "Se tiene que ver cuál es la distribución de la fuerza electoral entre estas opciones. Será el elector el que tendrá en sus manos la posibilidad de decidir qué tipo de Govern quiere para los próximos cuatro años".

Guante de seda con Mas

Puigdemont ha optado por no hacer sangre con Artur Mas después de que éste apostase por no alinearse con la nueva propuesta política de Junts. Sí ha apuntado que no considera que este partido sea divisivo como ha asegurado su predecesor en el cargo: "Junts no llevará a la seperación porque tiene a muchísima gente que viene del PDECat y recoge muchos valores de Convergència". "Es difícil que haya una ruptura entre personas que han formado parte de proyectos compartidos", ha señalado.

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El expresidente ha rebajado en todo momento la tensión con su homólogo, alabando la "prudencia" y la "responsabilidad" de Artur Mas. Además, también se ha desvinculado de la reciente remodelación del Govern ejecutada por Torra y que ha sido criticada por el político que le designó presidente. "Yo no he decidido esta remodelación ni la he inspirado porque no lo podía hacer", ha declarado.

El "valor ético" del exilio

Puigdemont ha aprovechado la entrevista en la televisión pública para promocionar el segundo volumen de sus memorias, así como para poner en valor los sacrificios que ha tenido que padecer. Para el líder independentista, estos han sido equivalentes a los de los presos del 1-O que no huyeron al extranjero.

"Hemos querido explicar el exilio, porque hay un alto valor ético en la necesidad de asumir riegos por nuestras propias vidas", ha relatado. "Hay una complementariedad entre la lucha represiva del interior y la del exterior", ha reivindicado frente a las denuncias veladas de algunos sectores del separatismo que han denunciado la falta de renuncias de los huidos a Bélgica.

Confrontación y diálogo

Respecto a la apuesta por una "confrontación inteligente", Puigdemont ha señalado que esta estrategia no descarta el diálogo. "Claro que hay espacio para la conversación, pero queremos continuar explorando los caminos que nos han proporcionado victorias".

"No me gusta que la única vía que nos ofrece el Estado español sea ésta. Me gustaría la vía escocesa o canadiense. Pero por desagracia no tengo delante a un Gobierno que nos permita negociar la independencia", ha zanjado. Y una última advertencia: "El 1 de octubre es una victoria y sigue vivo. Lo hicimos y lo ganamos. Es una referencia inevitable que nos honra a todos".