Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, ha reactivado la guerra del agua para tapar la monumental crisis que ha provocado el impuestazo municipal a la factura de este suministro. El equipo de la primera edil salió ayer en tromba a culpar a Agbar, empresa que controla la mayoría de Aigües de Barcelona, Empresa Metropolitana de Gestió del Cicle Integral de l'Aigua, después de que las redes sociales ardieran durante días por los recibos más caros y la oposición anunciara una ofensiva para bajar el precio. Colau y su núcleo duro --ayer dio la cara Jordi Martí, edil de Presidencia y Presupuestos por Barcelona en Comú-- señalan a la compañía de suministro, con la que se han enfrentado en otras ocasiones. Lo que olvidaron comunicar a la ciudadanía es que la factura del agua ha incrementado tras inyectarle una doble imposición que no se paga en ninguno de los otros 35 municipios de esta zona de Cataluña. 

Martí apuntó a un aumento del consumo en algunos hogares como causa del encarecimiento del recibo derivado de la nueva realidad que implica la pandemia del coronavirus (más teletrabajo, básicamente). Citó también el precio que cuesta el metro cúbico de consumo --ya que se cobra por tramos-- para explicar las facturas más caras. No obstante, el concejal admitió a preguntas de este medio que es el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), administración de la que él es vicepresidente y Colau máxima responsable, la que negocia y fija el coste del servicio. Asimismo, argumentó Martí que es "habitual" que las tasas que costean la recogida de basuras en los municipios se carguen en la factura de este servicio. 

Doble imposición

Lo que no dijo el concejal de BComú es que el alza del precio del agua en la capital catalana --de unos 20 euros por hogar de media, a cálculos del PP-- no se produce en las localidades vecinas. Hasta 557.000 hogares de la ciudad pagan desde julio un nuevo impuesto con su recibo. Es la Tasa Recogida de Residuos (TRR), que se aprobó en el pleno de enero. El tributo municipal supone cargar hasta 8,50 euros a los hogares que más agua consumen, admitió ayer el propio concejal.

Hay más. El nuevo impuesto de Barcelona al agua, en vigor desde el 1 de julio ---pese a que la oposición pidió no activarlo por la crisis económica derivada del coronavirus-- se encabalga sobre otro impuesto muy similar: la tasa metropolitana de tratamiento de residuos  (TMTR, ver descripción aquí), que ya existía y se encareció. En otras palabras: el Ayuntamiento de Barcelona aprobó un nuevo impuesto sobre el agua prácticamente idéntico a otro que ya cobraba el AMB. Los vecinos pagan ahora dos gravámenes aparejados a su recibo del agua, una doble tributación que no se produce en ningún otro de los 36 municipios de la conurbación barcelonesa. Si vives en Barcelona, pagas dos tasas de basura con tu agua. Si resides en las vecinas Sant Adrià o L'Hospitalet, solo una.

La oposición atornilla al ayuntamiento

El lío del recibo del agua en Barcelona no ha pasado desapercibido para la oposición. El PP anunció ayer que llevará el embrollo al próximo pleno del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), el que tendrá lugar a finales de septiembre. Los populares pondrán a prueba los apoyos de BComú con una moción en la que se planteará "separar la tasa metropolitana de tratamiento de residuos del recibo del agua". Es decir, el PSC de Antoni Balmón que ostenta la mayoría junto con ERC y JxCat. En paralelo, la fuerza exigirá "dejar sin efecto" la nueva tasa de residuos urbana de Barcelona. ¿Hasta qué año? "Hasta 2022", sugiere la formación. Todo ello acorralará al gobierno cuatripartito del AMB.

 

 

Comisión del ayuntamiento sobre la tasa de residuos / TWITTER

Mientras ello ocurre, otras voces se sumaron a la de los populares. Una de las que habló alto y claro fue Eva Parera, secretaria general de Barcelona pel Canvi, plataforma amplia que pilota el ex primer ministro francés Manuel Valls. También Junts per Catalunya, por voz de Elsa Artadi, presidenta del grupo municipal, recordó que el partido se opuso al nuevo tributo que ha hinchado el precio del agua. Su compañera Francina Vila fue más allá y denunció el "afán recaudatorio" del ayuntamiento.

Una ciudad, tres subidas en el recibo

¿Qué dice el Ejecutivo local? El gobierno de Barcelona asegura que la factura más cara responde a errores de Agbar en la lectura de algunos contadores. Esta es la idea que trató de colocar Jordi Martí en rueda de prensa y que BComú diseminó entre sus grupos de mensajería para viralizarlo. No obstante, tanto en las redes sociales como a consultas a este medio los vecinos de Barcelona descontentos con su recibo se quejan del impuestazo que se les ha aplicado, no del consumo del agua en sus hogares. A su vez, Agbar ha defendido siempre, y lo volvió a hacer ayer, que sigue a pies juntillas la normativa del AMB sobre prestación de servicio [ver reglamento aquí].

Además de colocar un nuevo impuesto sobre otro idéntico, el gobierno de BComú y el PSC también ha subió a principios de año un tercer impuesto que también se cobra en la factura del agua local. Se trata de un alza del 85% del tributo del alcantarillado en la ciudad. La subida quedó tapada en enero de este ejercicio por el incremento de otros gravamenes, como la tasa de terrazas. Ahora, no obstante, los barceloneses notan la carga extra en su bolsillo. Si sirve de consuelo la recaudación extra será más que bienvenida en el Ayuntamiento de Barcelona. No en vano, la empresa municipal del servicio, Barcelona Cicle de l'Aigua (BCasa), pierde 40 millones de euros al año y requiere sanear sus cuentas.