El Ayuntamiento de Barcelona esconde que ha creado un nuevo impuesto de residuos que carga al recibo del agua, la tasa que ha disparado la factura hasta sublevar tanto a vecinos y como a la oposición municipal. El Ejecutivo local intenta disimular con un redactado confuso la entrada en vigor del nuevo gravamen y simula que se equipara al de otros municipios de su entorno más inmediato, cuestión que le ha sido enmendada por las fuerzas que no están en el gobierno.
Es lo que ocurre en la página oficial de la nueva Tasa de Recogida de Residuos [consultar aquí]. El portal explica la creación y funcionamiento del nuevo tributo que se cobra de forma exclusiva en Barcelona. Para justificar su puesta en marcha, no obstante, el Ejecutivo de BComú y PSC alega que es equiparable a la de otras localidades. "La tasa está en vigor desde el 1 de julio de 2020 y se computa en la factura del agua. En el conjunto del área metropolitana, 23 de los 36 municipios metropolitanos ya han introducido la tasa de residuos", indica el bipartito en el site.
Dos tasas mezcladas
El redactado confunde al lector. Da a entender que la mayoría de municipios del entorno de la capital catalana cobran un impuesto local específico para gestionar la recogida y tratamiento de residuos. En verdad, esta cuestión es compleja en Barcelona ya que existe tanto un gravamen local como uno metropolitano con este fin. Eso sí, ambos presentan matices diferentes. Se aplican sobre prácticamente el mismo concepto --la recogida de basuras-- y han sido desarrolladas o incrementadas por un gobierno de Barcelona en Comú.
La Tasa Metropolitana de Tratamiento de Residuos (TMTR), que se cobra sobre los 36 municipios de la institución supramunicipal, fue incrementada por el equipo del vicepresidente del área de Ecología, Eloi Badia, en la revisión de los gravámenes anuales. La otra recibió el visto bueno de la mayoría del plenario local y está vigente solo en los 557.000 hogares de la capital catalana, no en la conurbación. Su entrada en vigor suma hasta 8,5 euros al conteo del consumo del servicio del agua, que se cobra de forma bimensual, y según defienden sus promotores entre sus objetivos está el de fomentar el reciclaje en la ciudad.
Badalona no cobra impuesto local; Barcelona, sí
El agua en Barcelona es más cara desde julio porque hasta este momento la fiscalidad local no se aplicaba. De esta forma, la entrada en vigor del impuesto sobre el proceso de recuperación de los residuos urbanos se suma al metropolitano (TMTR). Ello no es igual en otros municipios. Un vecino de la segunda mayor ciudad española paga más desde primeros de julio, uno de Badalona, no. En esta última localidad, el alcalde, Xavier Garcia Albiol (PP), ha anunciado que no cobrará gravamen de recogida al existir uno supramunicipal, tal y como avanzó Metrópoli Abierta.
El Ejecutivo local de Ada Colau juega a la confusión con las tasas municipales. Tampoco informa en el portal de otra revisión al alza de los impuestos liquidados a través del recibo del agua y que también implicó aumentar la presión sobre los consumidores de la ciudad a principios del ejercicio en curso. Se trata de la recaudación para mantener en buen estado las cloacas locales.
Para acallar las críticas, BComú se intenta escudar de nuevo en la llamada guerra del agua. Es decir, ahonda en la pugna que mantiene el partido de la alcaldesa desde hace años con el concesionario de agua metropolitano para esquivar el malestar que ha generado la subida de la factura en un momento de gran sensibilidad. Colau ha subido los impuestos en el marco de la crisis económica derivada de la pandemia mundial del Covid-19.