La fórmula se repite. Un grupo de dirigentes, los que han colaborado con Carles Puigdemont, con la petición de “unidad” del independentismo, pero dirigido, eso sí, por Junts per Catalunya, que este sábado comenzó un proceso para convertirse en un partido político, que se alargará hasta el 4 de octubre. Junto a Puigdemont --que participó en el acto desde Bruselas vía telemática-- estaba en Barcelona Quim Torra, Jordi Turull, Jordi Sànchez o Elsa Artadi. Y la diana fue clara, como lo expresó Turull: “Ni la resignación, ni la renuncia, ni mucho menos la rendición, vestida de pragmatismo, han formado parte nunca del diccionario político del independentismo”. El ataque a Oriol Junqueras, directo, diáfano.
Es la lucha final por la hegemonía en el campo independentista, pero que tendrá un trecho largo. Fuentes del entorno de Puigdemont señalan que la pandemia del Covid, si los rebrotes se mantienen, complicará las cosas a la hora de convocar elecciones. Y que se podría pensar en alargar algo más la legislatura, aunque el presidente Torra se viera obligado a dejar el cargo, cuando sea inhabilitado por el Tribunal Supremo, a mediados de septiembre. Puigdemont acaricia esa idea, porque necesita “erosionar” el espacio de Esquerra Republicana.
Independencia, el único camino
Como si de una competición se tratara, por la autenticidad del independentismo, aunque el grueso de Junts per Catalunya tuvo cargos y responsabilidades con Convergència y en los gobiernos de Jordi Pujol --como el propio Turull-- el mensaje fue repetitivo: “sólo hay un camino para asegurar nuestro futuro y es la independencia”. Lo clamó Puigdemont, y Torra, y Turull, y Jordi Sànchez, que procede de la izquierda nacionalista en la órbita de ICV --fue consejero de la CCRTV, la actual CCMA a propuesta de los ecosocialistas-- y que quiso matizar que el nuevo de JxCat no será “sectario” y estará abierto a muchas sensibilidades.
El nuevo partido, sin embargo, buscará el contacto mediático directo con el independentismo, porque nace con poca base: sólo 2.500 inscritos, a la espera de que se produzca un auténtico hundimiento del PDECat, que está por ver. El partido que surgió de las cenizas de Convergència, celebra este próximo jueves un consejo nacional trascendental. Este sábado, ni sus dirigentes ni sus cuadros y militantes estuvieron en el acto de JxCat, aunque algunos piensen enrolarse. Quien dirimir las diferencias en ese consejo nacional con dos posibilidades: la entrada individual en JxCat, o mantenerse fieles al PDECat y buscar una colaboración con el Partit Nacionalista de Catalunya, que dirige Marta Pascal, y que podría recoger una parte del voto que da por hecho para sus filas Puigdemont.
¿Quién gana unas elecciones?
El detalle no fue menor y es que Artur Mas no estuvo presente en el acto. No quiere decantarse. Pero no hacerlo por Puigdemont en estos momentos, es mantener un cierto respeto, por lo menos, así lo entienden las fuentes consultadas, por el PDECat.
La potencia del cartel de Puigdemont nadie la pone en duda en esos sectores postconvergentes, pero unas elecciones también las ganan los militantes, los cuadros medios y los alcaldes, que, en su mayoría, siguen fieles al PDECat de David Bonvehí.
Todo dispuesto para Puigdemont
El hecho es que el objetivo de Puigdemont es superar como sea a Esquerra Republicana. Y sus piezas hacen el trabajo. Este domingo, el expresident será entrevistado en TV3, por su director, Vicent Sanchis, tras una semana volcado en la promoción de su libro, M’explico, en el que acusa de forma reiterada a Junqueras de “desleal”.
Aunque Junqueras tuvo esa oportunidad el pasado domingo, la presencia de Puigdemont en los medios de la Generalitat es constante. Y otra de sus piezas, la vicepresidenta de la CCMA, y presidenta en funciones, Núria Llorach, puso sobre la mesa la dimisión del director de Catalunya Ràdio, Saül Gordillo, al acusarle de la salida de la periodista Mònica Terribas. Gordillo, propuesto por Esquerra Republicana, se salvó, porque Llorach no consiguió la mayoría en el seno de la CCMA, pero el clima que se ha creado en los medios públicos es ya de guerra electoral entre los dos socios de Gobierno.
Puigdemont, en todo caso, ha logrado su objetivo: tiene un nuevo partido, con sus fieles, y con la maquinaria de la Generalitat. Y busca cómo doblegar a Esquerra.