Carles Puigdemont intentó convencer al actual presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para que aceptara la celebración de un referéndum independentista en Cataluña un año antes de que la Generalitat lo organizara por las bravas, de forma unilateral, ilegal y sin ninguna garantía democrática el 1 de octubre de 2017.
El expresidente de la Generalitat fugado de la Justicia recrea en su libro de memorias Me explico. De la investidura al exilio una conversación que mantuvo en 2016, recién llegado a la presidencia del Govern, con quien entonces era líder del PSOE y de la oposición en el Parlamento español.
"Problema de convivencia"
El prófugo recrea en su libro fragmentos del diálogo que mantuvo con Sánchez durante su encuentro oficial del 15 de marzo de 2016 en el Palau de la Generalitat. En esa conversación a puerta cerrada, Puigdemont le reprochó al dirigente socialista que hablara públicamente de "problema de convivencia" en Cataluña, a lo que Sánchez, según la versión del mandatario posconvergente, le dio la razón.
Según el fugitivo, Sanchez le sondeó sobre cómo vería una reforma de la Constitución o un nuevo Estatut para intentar resolver el conflicto territorial creado por los dirigentes del Ejecutivo autonómico nacionalista. Puigdemont objetó que una reforma constitucional requeriría el beneplácito del PP, por lo que se antojaba difícil un consenso que resolviera ese conflicto, y dijo que en Cataluña no había apenas clamor por un nuevo Estatut, pero sí, según él, por el anhelado referéndum de los dirigentes independentistas.
"Debería votar toda España"
"Aquí lo que queremos es un referéndum. Si tú admites la posibilidad del referéndum, nosotros te ayudaremos; nos podemos entender", le aseguró Puigdemont.
Según el exmandatario convergente, Sánchez le dijo que no lo podía avalar porque "eso es romper, partir, la soberanía nacional", y puntualizó que si se hiciese un referéndum "debería votar toda España", algo que Puigdemont admite: "Nosotros aceptaríamos que el referéndum se hiciera en toda España, pero tú tendrías que aceptar que el resultado de Cataluña fuera vinculante".
"La independencia no se puede votar"
Sánchez insistió entonces que "la independencia no se puede votar", y Puigdemont le ofreció incluir en esa votación también una oferta de encaje que planteasen los socialistas.
Puigdemont intentó convencer al líder del PSOE, entonces en la oposición, de que permitiendo un referéndum en Cataluña ganaría "apoyo internacional y liderazgo".
Advertencias si Artur Mas era condenado
El fugitivo le advirtió además de que si el expresidente de la Generalitat Artur Mas era condenado por su consulta secesionista del 9N de 2014 --en 2017 efectivamente fue condenado, sin repercusión internacional alguna-- habría un "punto de ruptura", y Sánchez, según relata Puigdemont en sus memorias, indicó que en tal caso "la imagen de España quedaría muy tocada".
Según Puigdemont, el líder socialista le preguntó "hasta cuántos años después" de un referéndum se comprometería el independentismo a no volver a convocar una consulta soberanista, a lo que el hoy dirigente de JxCat se mostró dispuesto a negociar la fecha.
Vio a Sánchez "atrapado"... pero no 'picó'
Puigdemont tuvo la sensación de que Sánchez se sentía "atrapado" y lo animó a "salir de su zona de confort"; según su relato, el líder del PSOE le preguntó: "Y este referéndum, ¿cuándo tendríamos que hacerlo?"."La fecha la podríamos pactar; en eso sí que no os pondríamos ninguna pega... Cuando a ti te fuera bien", contestó Puigdemont.
Al término de ese encuentro, que duró una hora y cuarto, Sánchez declaró que la reunión con Puigdemont abría una "etapa de deshielo" entre la Generalitat y el Estado, e hizo un llamamiento al "diálogo" para hallar soluciones al conflicto territorial, aunque rechazó la posibilidad de un referéndum en Cataluña. Algo que los dirigentes independentistas de la Generalitat acabaron haciendo de forma ilegal, por la fuerza y sin garantías democráticas un año después.