Practicar con el ejemplo, aunque no haya garantías de que la Unión Europea pueda aceptar su propuesta. Pedro Sánchez lo quiere intentar, y señalan en Moncloa que su voluntad política, su empeño en resistir, ha quedado evidenciada en los últimos años. El presidente del Gobierno quiere “cogobernar” con las comunidades autónomas, en especial con el nacionalismo vasco, pero tampoco desea que en Cataluña se salgan las cosas de madre. Y propone un fondo de 16.000 millones "no reembolsables" para las autonomías. ¿Qué quiere decir con ello? Es el fondo de “reconstrucción” que pide en el seno de la Unión Europea, y que países como Alemania y Holanda no aceptan, a menos que se trate de créditos “reembolsables”. Es muy distinto.
La mirada de Sánchez ha cambiado, sabedor de que juega con fuego en los últimos días. Quiere hablar con todos los dirigentes parlamentarios, en concreto con Pablo Casado e Inés Arrimadas, sin dejar en ningún momento al PNV y al lehendakari Iñigo Urkullu. Necesita prorrogar el estado de alarma otros 15 días más, como ha pedido este sábado, pero precisa también ofrecer un mensaje nítido frente a Europa para ganar un pulso que cada vez se antoja más complicado.
Pensar en el final de la legislatura
Lo que ha cambiado es que, ya con un cuadro macroeconómico, y con la asunción de que la recuperación total, con el mismo nivel de riqueza que antes del inicio de la crisis sanitaria del coronavirus no llegará gasta inicios o mediados de 2022, Sánchez se ve capaz de agotar la legislatura. Lo ha señalado con claridad: “Al final de esta legislatura ya estaríamos recuperados”.
Lo que hace ahora es buscar la complicidad de los gobiernos autonómicos, que pueden ser sus salvadores o sus verdugos. Son los presidentes autonómicos los que gestionan los servicios sociales, los que recibirán todas las peticiones de los ciudadanos. Y, en el caso de los presidentes de las autonomías del PP, son los que pueden hacer caso o no a las exigencias de Pablo Casado de erosionar todo lo que se pueda al Ejecutivo. Sánchez lo sabe, con la mirada apuesta en mandatarios como Alberto Nuñez Feijóo o Juan Manuel Moreno, los presidentes de Galicia y Andalucía. Poco que hacer, en cambio, con la Comunidad de Madrid, donde su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, está claramente alineada con Casado.
Esos recursos son determinantes. Del total, 10.000 millones irán destinados a los gastos extraordinarios en sanidad; otros 1.000 para gastos sociales, y hasta 5.000 millones más para la recuperación económica.
"Cogobernar esta transición"
El temor más grande del Ejecutivo de Sánchez es que se puedan producir rebrotes por la pandemia, y que los pasos iniciados se acaben frustrando. Por ello la prudencia, y la necesidad de mantener el estado de alarma, lo que equivale, en la práctica, a mantener el máximo control. Pero, a cambio, ofrece más recursos –ese fondo lo pedía estos días el consejero de Economía de la Generalitat, Pere Aragonès-- y acercamiento político. “Estamos abiertos a cogobernar esta transición”, ha llegado a señalar Sánchez, con una mención directa a los escollos que deberá salvar este mismo domingo en la reunión con los presidentes autonómicos: “Es cierto que el País Vasco, Cataluña y Galicia planteaban dudas, pero el estado de alarma es el único instrumento constitucional que tenemos para restringir la movilidad”, ha justificado, con una defensa de la provincia, como el límite territorial para asegurar el mejor control de la pandemia.
Sánchez juega ahora con todas las cartas sobre la mesa, convencido de que podrá seguir adelante con su Gobierno de coalición, con Unidas Podemos, que, pese a las declaraciones periódicas de Pablo Iglesias, no plantea demasiadas objeciones internas, según las mismas fuentes consultadas.