Ni todos los niños tienen acceso a internet ni todos disponen de familias que garanticen su educación en casa. El confinamiento obligado por la epidemia del coronavirus acentúa la brecha social y digital, máxime cuando la Consejería de Educación de la Generalitat ha anunciado que reanudará el curso de forma online.

En efecto, el consejero de Educación, Josep Bargalló, comunicó ayer a los centros que la tercera evaluación comenzará el 14 de abril “con toda probabilidad” en situación de confinamiento.

La nueva circular

"A la espera de los criterios generales que el Departamento de Educación publicará en forma de nuevas orientaciones a partir del 13 de abril, la docencia se deber hacer de forma virtual y la evaluación también debe ser calificadora, por lo que, muy probablemente, habrá que revisar los criterios de evaluación formulados por cada centro a principio de curso y adaptarlos a las limitaciones formativas y personales con las que se halla encontrado cada alumno", indica la nueva circular. ¿Garantiza eso la igualdad de oportunidades?

 

El criterio sobre la educación online ha sido dispar. En un principio, Bargalló descartó ese sistema que dejaba en inferioridad de condiciones a los alumnos que no tienen Internet en casa. Posteriormente, anunció un plan de acción denominado Centre Educatius en Línea durante en confinamiento.

Más brecha digital

«Ni todos los niños tienen un ordenador con conexión a internet ni todos los padres pueden ayudarles», advertía la presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Cataluña (FAPAC), Belén Tascón, quien augura un aumento de la brecha digital y social durante la crisis del coronavirus.

Por su parte, Ricard Aymerich, maestro y psicólogo de la la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de Cataluña,  afirma que “hay un montón de recursos digitales al alcance. Pero no al alcance de todos; por tanto las propuestas deben ser voluntarias, no obligatorias, no evaluables”. Añade que “no todas las casas son un espacio educativo. Los niños que más dificultades sufrían cuando iban a la escuela, también son los que más desatención educativa tienen ahora. El confinamiento no tiene la misma afectación, en términos de oportunidades en todos los niños y jóvenes”.

Desigualdad de acceso a los medios telemáticos

Por su parte, Impulso Ciudadano y la Asamblea por una Escuela Bilingüe de Cataluña (AEB) ha advertido recientemente de las diferencias existentes entre diferentes comunidades autónomas. “La brecha digital en la situación actual se agrava ante la desigualdad en el acceso a los medios telemáticos entre las familias, ya que unas disponen de estos medios digitales y otras no. La mayoría de las CCAA sólo contemplan en sus instrucciones la vía digital para recibir la formación. Sólo las Consejerías vasca y navarra prevén la obligación de poner los medios del centro a disposición de las familias y la impresión y entrega de los trabajos a realizar”, explican estas entidades.

Denuncian, en este sentido, que el Departamento de Educación catalán “no establece los medios para que el avance en contenidos y calificación de la totalidad de alumnos sea posible”.

El Ministerio facilita líneas móviles

El Ministerio de Educación, por ejemplo, ha cerrado un acuerdo con Telefónica, Cisco e IBM para facilitar 20.000 líneas móviles a los estudiantes, así como licencias de Webex para videoconferencias y apoyo a los docentes. Ministerio distribuirá las líneas a las comunidades autónomas para que las hagan llegar a las familias con menos recursos.

Un aula vacía de una escuela / EUROPA PRESS

No existen datos oficiales sobre el número de alumnos escolarizados en centros educativos que no disponen de un ordenador o tablet en su casa. Idescat ha analizado la evolución del acceso de los niños de 10 a 15 años a las tecnologías de la información entre 2015 y 2019. Los porcentajes no bajan del 92% respecto al uso de ordenador e internet, y en el caso del móvil, las cifras oscilan en ese período entre un 61,8% y un 71,8%.

Batería de preguntas de PSC-Units

Sin embargo, la diputada de PSC-Units, Esther Niubó, ha dirigido una batería de preguntas a la Generalitat para analizar si las desigualdades educativas se pueden acentuar durante estos días de confinamiento, tanto en lo que respecta a la brecha digital como a medidas que inciden en la segregación escolar, como la supresión de líneas escolares por la baja natalidad, así como el mantenimiento de la jornada compacta que en su día implantó el Gobierno de Artur Mas para ahorrar en el gasto de comedores escolares, con el consiguiente perjuicio para los menores sin recursos.

Esther Niubó, diputada del PSC

La sexta hora fue implantada por el Gobierno tripartito en el curso 2006-2007 con la finalidad de unificar horarios y acabar con las desigualdades entre la escuela pública, y la concertada y privada. En el curso 2011-2012, ya con Mas el frente de la Generalitat,  se introdujo la jornada compactada en secundaria. Y en 2018, el consejero Bargalló abría la puerta a recuperar la sexta hora en la escuela pública, teniendo en cuenta el Pacto contra la Segregación Escolar firmado por los diferentes agentes educativos .

Sin embargo, situaciones como la que sufre la escuela Pit-Roig, donde, tal como explicó Crónica Globalel Consorcio de Educación de Barcelona quiere eliminar la sexta hora que este centro público viene aplicando desde hace casi diez años sin que se hayan incrementado las cuotas que pagan las familias, supone un revés para esa restitución. De ahí que PSC-Units haya presentado también una propuesta de resolución para que el Govern elabore un plan para recuperar progresivamente la sexta hora en todos los centros educativos sostenidos con fondos públicos.

¿Existe un protocolo para el próximo curso?

Con sus preguntas parlamentarias, los socialistas quieren averiguar cuántas familias de alumnos carecen de ordenadores y de conexión a internet, y qué tipo de propuestas tiene la Consejería para combatir la brecha digital si el confinamiento se alarga más de lo que está previsto y el curso debe continuar de manera no presencial.

¿Se acabará el curso escolar 2019-2020 antes de lo previsto? o ¿Se aplicará algún protocolo en materia de aprendizaje online o regulación del teletrabajo por parte de los docentes si se produce otra situación de confinamiento en el curso 2020-2021? ¿Deben pagar las familias los importes de las AMPAs o AFAs? Son algunas de las preguntas que Bargalló deberá responder.