ERC le sacrificó como líder en el Ayuntamiento de Barcelona y ahora como consejero de Acción Exterior. Alfred Bosch (Barcelona, 1961) salta de un Gobierno con las horas contadas a consecuencia de un escándalo con difícil enmienda: el supuesto acoso sexual cometido por su jefe de gabinete. Bosch intentó aferrarse a su presunción de inocencia, en contra del parecer de su partido. Pero erró.
“Se ha actuado con máxima diligencia. Se ha hecho lo que se tenía que hacer”, afirman fuentes republicanas. Sin paliativos. Sus todavía socios de Junts per Catalunya (JxCat) tampoco se han andado con contemplaciones.
Rueda de prensa Marta Vilalta y Alfred Bosch / TV3
Del Ayuntamiento a gestionar las "embajadas"
Bosch fue nombrado consejero hace 14 meses, cuando el partido le sustituyó por Ernest Maragall como líder en el Ayuntamiento de Barcelona. Con esta operación, ERC pretendía tender puentes con la alcaldesa Ada Colau, cuyas malas relaciones con Bosch eran un secreto a voces en el consistorio. El exconcejal asumió entonces uno de los departamentos más simbólicos para el proyecto independentista, el que se encarga de la diplomacia catalana, una estructura de Estado en el punto de mira del Gobierno español y de la Justicia debido a esa red de “embajadas” catalanas de dudosa utilidad y de competencias más que cuestionables.
Ha querido la casualidad --o no-- que el caso de los abusos atribuidos al jefe de gabinete de Bosch estallara en plena celebración del Día Internacional de la Mujer. Es decir, en plena jornada de movilización contra el maltrato y la discriminación que sufre la mujer, y pocos días después de que dimitiera el alcalde de Argentona (CUP), Eudald Calvo, también por supuestos abusos sexuales.
La reacción de ERC fue inmediata y la de Bosch, apenas 24 horas después, también. Aunque admite que debió hacerlo hace meses.
El presidente Quim Torra se encargó ayer de elevar a la categoría de crisis de gobierno los abusos sexuales de Carles Garcias Hernández, mano derecha de Bosch, quien habría atacado a diversas trabajadoras, al menos ocho. En paralelo, el consejero de Políticas Digitales y Administración Pública, Jordi Puigneró, se sumaba a esa reclamación de explicaciones que, tras la reunión entre Torra y Bosch, se saldó con la dimisión de éste. Y no solo por el fondo de la cuestión, muy grave, según admiten en ERC, sino por la forma, ya que la consejería no activó los protocolos de prevención y reacción previstos en los casos de abusos.
"La situación creada en las últimas horas se ha hecho insostenible y tengo muy claro que hago más servicio marchándome que quedándome", explicó el exconsejero en una comparecencia ante los medios de comunicación sin preguntas.
“Hay cuestiones donde no cabe la política, es una cuestión meramente ética”, explican las citadas fuentes republicanas, que retendrán la Consejería de Acción Exterior a la espera de que se celebren las elecciones catalanas. La proximidad de estos comicios ha agravado la pugna entre Junts per Catalunya y ERC, que ayer se cobró su primera víctima. El entorno de Carles Puigdemont no escatimó críticas. “Administración no es la finca de ningún partido. Denunciamos que Exteriores ha querido tapar el caso de acoso sin aplicaciones de los protocolos”, afirmaba Acció per la República en las redes sociales, tras exifir “el cese inmediato de Alfred Bosch”.