Adeptos al independentismo muestran una imagen de Puigdemont en Perpiñán / EFE

Adeptos al independentismo muestran una imagen de Puigdemont en Perpiñán / EFE

Política

El independentismo radical toma el mando en la guerra Puigdemont-Junqueras

Sin dinero ni experiencia, el Consejo de la República delegó en la ANC el aquelarre contra la mesa de diálogo de ERC, cuyo líder fue abucheado en Perpiñán

1 marzo, 2020 00:00

¿Transversalidad? Más bien encerrona. El acto de exaltación de Carles Puigdemont celebrado ayer en Perpiñán (Francia) no solo evidenció la falsedad sobre su vocación plural, sino que puso al descubierto que la estrategia del expresidente catalán ha pasado a estar controlada por el independentismo más radical, el que representa la Assemblea Nacional Catalana (ANC).

Ésta fue, y no el Consejo para la República (¿Falta de experiencia?, ¿falta de presupuesto? Las dos cosas, apuntan fuentes soberanistas), la que tomó las riendas de un cónclave secesionista, que ya tenía visos de mitin preelectoral ante la proximidad de los comicios catalanes, pero que, finalmente, se convirtió en un aquelarre contra ERC, silbidos contra el mensaje de voz de Oriol Junqueras incluidos.

Los presos llaman a la unidad

Los presos independentistas se quedaron solos haciendo llamamientos a la unidad, mientras que Puigdemont y los exaltados exconsejeros Clara Ponsatí y Toni Comín, aludían a la “lucha definitiva” contra “el Estado opresor heredero del franquismo”. JxCAT, como se sabe, todavía no tiene candidato a las elecciones autonómicas debido a sus disputas internas, pero sí un discurso, el exhibido por Puigdemont, que demostró la visceralidad de la propuesta del llamado "presidente legítimo".

Toni Comín, Clara Ponsatí y Carles Puigdemont, en el mitin independentista de Perpiñán del pasado 29 de febrero / EFE

Toni Comín, Clara Ponsatí y Carles Puigdemont, en el mitin independentista de Perpiñán del pasado 29 de febrero / EFE

El objetivo no era otro que arremeter contra la mesa de diálogo celebrada tres días antes en Moncloa entre Gobierno y Generalitat, es decir, contra todo aquello que suene a negociación. Pero la situación se le fue de las manos al fugado de Waterloo, pues su puesta en escena fue pilotada por la ANC. La propuesta de la dirección de la entidad independentista de destinar 20.000 euros al acto, tal como publicó Crónica Global, generó duras críticas de activistas partidarios de guardar el dinero para "represaliados" y no para la propaganda de JxCat.

Hay que tener en cuenta que ese chiringuito llamado Consejo para la República --una especie de gobierno paralelo en el exilio-- ni tiene experiencia en la organización de actos ni dinero para sufragarlos, ya que el número de inscritos –86.700 a razón de 10 euros por cabeza-- no llega al millón pretendido hace dos años.

Torra y Mas, eclipsados

Eso sí, Puigdemont logró un baño de masas de forma unilateral, pues tanto Artur Mas –que en un principio estaba previsto pronunciara unas palabras-- como Quim Torra, que se desplazaron a la ciudad francesa, quedaron eclipsados. La desunión interna de Junts per Catalunya crece por momentos.

Que Puigdemont pretendía vengarse del protagonismo que la mesa de diálogo ha dado a ERC, pues es fruto de los acuerdos de investidura de los republicanos con Pedro Sánchez, era algo sabido. De ahí que el partido que lidera Junqueras se guardara muy mucho de blanquear el mitin neoconvergente con una participación activa. Presentes estuvieron los diputados Anna Caula y Ernest Maragall, quien dijo una palabras premonitorias al llegar a Perpiñán: “Este acto es consecuencia de la mesa de diálogo”.

Ni ERC ni CUP blanquearon el mitin de Puigdemont

Lo dijo en un sentido tono conciliador, porque el mitin era la respuesta a la negociación, sí, pero no continuidad de la misma. El mensaje de voz de Oriol Junqueras, quien defendió la mesa de diálogo y la necesidad de ampliar la base social del independentismo, fue recibido con silbidos y abucheos. Previamente había sido emitido un vídeo de Marta Rovira, secretaria general de ERC.

Desde el entorno de Puigdemont se había insistido en que Rovira y la exdiputada de la CUP, Anna Gabriel, se desplazaran a Perpiñán (ambas viven en Suiza), pero la primera sustanció su apoyo con ese corto vídeo, mientras que la segunda pasó del mitin, como ha hecho la CUP. Ningún dirigente republicano estaba dispuesto a soportar los reproches de exiliados como Ponsatí y Comín, quienes protagonizaron enardecidos discursos contra el diálogo con el Estado. Si alguien lo dudaba aún, la ruptura entre ERC y Junts per Catalunya es total.

El papelón de Mas

Pero tampoco es que el cónclave de Puigdemont reflejara la unidad de JxCAT, donde la presencia de Artur Mas daba más problemas que empaque al acto. Mas es, junto a Jordi Sànchez, el enlace entre los sectores moderados con Waterloo. De ahí que algunos personajes de PDeCAT, que todavía creen que el expresidente catalán puede tener un papel importante en el futuro neoconvergente, rechazaran su protagonismo en Perpiñán.

Finalmente no lo tuvo, aunque estaba previsto que pronunciara unas palabras. Igualmente eclipsado quedó el presidente de la Generalitat Quim Torra, que cumplimentó algunos actos institucionales en Perpiñán. Que la cuenta oficial del Govern se hiciera eco del gran mitin de la Catalunya nord da idea de hasta qué punto se confunde Generalitat y partido.