Las familias catalanas aportan al sistema educativo un total de 145 millones al año, según los datos que maneja la Consejería de Educación y qué demuestran hasta qué punto la escuela pública está lejos de la gratuidad total.
Aunque el Govern asegura que carece del desglose, ese dinero que pagan los padres de alumnos van destinados a libros de texto, salidas o actividades extraescolares. Sin embargo, el copago de la educación pública es una causa de segregación pues, en ocasiones, las familias que más aportan son las que están en entornos económicos menos favorecidos.
Según las cifras facilitadas por la Consejería de Enseñanza, las familias catalanas pagaron entre 2017 y 2018 (último ejercicio del que dispone datos) un total de 145,1 millones, tanto en centros educativos ordinarios como en los de máxima complejidad.
Por zonas, destaca Barcelona –donde la escuela pública depende del Consorcio de Educación, donde están representados el Ayuntamiento y la Generalitat--, donde los padres abonaron 21,3 millones; seguida de Maresme-Vallès Oriental, 20,1 millones; Vallès Occidental, 19,8 millones, Baix Llobregat, 18,7 millones; Girona, 16,7 millones; Barcelona-comarcas, 14,8 millones, Catalunya Central, 11,7 millones; Tarragona, 11,3 millones; Lleida, 8,1 millones y Terres d’Ebre, 2,2 millones.
Libros, salidas, actividades
En respuesta a una pregunta parlamentaria formulada por la diputada de PSC-Units, Esther Niubó, el departamento afirma que no dispone de datos del gasto desglosado en libros de texto, salidas o actividades extraescolares. Asegura, en este sentido, que se ha preparado un cuestionario para que los centros educativos recojan la información correspondiente al gasto medio que hacen las familias en concepto de libros de texto –recuerda la consejería que “son compras particulares que hacen las familias a través del AMPA, las librerías o grandes almacenes”--, material informático o licencias digitales.
El Govern asigna dotaciones económicas a centros situados en entornos desfavorables derivadas de las características socioecobómicas del alumnado y del entorno, para la adquisición de libros y material didáctico. En 2019 se destinaron 5,7 millones que ss distribuyeron en 1.014 cetros educativos.
El estudio de FAPAC
A diferencia de la Consejería, la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Cataluña (FAPAC) sí dispone de ese desglose de gasto. Lo sintetizó en el estudio La contribución económica de las familias al sistema educativo catalán, presentado a finales de noviembre y que dio lugar a la pregunta formulada por la diputada Niubó.
Representantes de la Consejería de Educación se reunieron con FAPAC para analizar este estudio, según el cual, las familias catalanas aportan anualmente 147,9 millones de euros a la escuela pública, repartidos entre 65,3 millones para material escolar a través de cuotas, algo que está prohibido; 78,4 millones en concepto de salidas escolares y 4,2 a través de las aportaciones de las AMPAS.
Desproporción territorial
Se desvela, asimismo, la desproporción territorial, pues las escuelas del Baix Llobregat son las que más aportan, mientras que las Terres de l’Ebre son las que menos pagan. Por ejemplo, la cuota aportada por material es un 300% mayor en el Vallès Occidental que en Terres de l'Ebre.
Las contribuciones que las familias son básicamente de dos tipos. Por un lado las aportaciones al centro educativo a través de las AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) y AFA (Asociación de Familias de Alumnos de Cataluña). Y, por otro, al pago de cuotas por parte de las familias directamente al centro educativo o a las empresas gestoras de servicios educativos.
El copago es una causa de segregación educativa, precisamente por esas diferentes cuotas que se pagan en las escuelas.
El caso de la escuela pública Pit Roig
En algunos casos, la autogestión se convierte en un modelo de éxito, como es el caso de la escuela pública Pit Roig de Barcelona. Sin embargo, tal como informó este medio, la Consejería de Educación quiere eliminar la sexta hora que se imparte en este colegio desde hace casi diez años, lo que ha dado lugar a movilizaciones de los padres de alumnos.
En este centro, situado en la calle Aguilar, se paga una cuota de 180 euros con las que se sufraga el servicio de comedor, las colonias, el material escolar, las salidas de todo el año, algunos extras y los cuatro especialistas contratados, avalados por el claustro. Una cuota igual o inferior a la que pagan otras AMPA de escuelas del entorno, pero que el Consorcio de Educación, considera un agravio comparativo.