Arran, organización juvenil muy cercana a la CUP, vuelve a la carga. En esta ocasión, los radicales de la izquierda independentista han atacado una sede de ERC con nocturnidad y sin dar la cara, como acostumbran a actuar los miembros de este grupúsculo.
La facción de Arran en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) ha compartido su última hazaña en las redes sociales. ¿Qué han hecho los radicales ahora? Al menos tres encapuchados se han acercado hasta la sede de ERC, en la calle Picapedrers del municipio, y la han convertido en un local del PSC, en un ataque de claro desprecio al acercamiento de los republicanos a los socialistas, que los alejan, por ahora, de la unilateralidad que exigen los cachorros de la CUP.
La bandera de España en la sede de ERC
Según se muestra en las imágenes, dos de los encapuchados han pintado de rojo el rótulo de ERC y han escrito las siglas PSC; del mismo modo, han decorado la persiana del local con los colores de la bandera española y las frases "Visca Carnaval" y "Puta Espanya". Todo ello, grabado por una tercera persona. Para redondear la performance, los radicales han animado el vídeo con el Y viva España cantado por Manolo Escobar.
"En ERC, en lugar de ponerse el antifaz por Carnaval, se quitan la máscara. ¿Renegar de los presos postsentencia? ¿Defender leyes que faciliten privatizaciones? ¿Renunciar a la independencia por cuatro migas de pan? ¡Caramba! Quién necesita al PSC", ha escrito la kale borroka catalana en Twitter.
Largo historial de ataques
Arran lleva ya años campando a sus anchas por Cataluña y otras comunidades. El 2018, sin ir más lejos, este grupúsculo comenzó con una serie de martillazos y pintadas contra las cristaleras de la redacción de Crónica Global, en Barcelona. Una agresión que silenciaron TV3 y los partidos independentistas. La CUP y este medio de comunicación son vecinos.
Pero también la han emprendido contra el turismo de Barcelona. Por ejemplo, rajaron los neumáticos y pintaron el parabrisas de uno de los autobuses que recorren los lugares emblemáticos de la ciudad. Y ello, en plena psicosis terrorista. Sin olvidar otros ataques a comercios, a comisarías, al PP, a la justicia (y a los jueces), y su quema de ejemplares de la Constitución, de la bandera de España y fotografías de los políticos españoles, entre otros.