El teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, advierte de que los cortes que, desde hace cuatro meses, protagonizan activistas independentistas en la avenida Meridiana "pueden romper la convivencia" y asegura que el dispositivo de Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana ha evitado "colapsos o incidentes más graves". Lamenta que el consejero de Interior, Miquel Buch, con quien dice tener buena relación, no haya respondido a sus informes negativos.
Batlle ha explicado en una entrevista en el programa Converses de COPE Catalunya que Barcelona "es una ciudad compleja donde es necesario ponderar unos derechos en función de otros": "Más de tres meses de cortes de circulación, apelo al sentido cívico porque se puede romper la convivencia". Ha advertido de que incluso se han producido enfrentamientos físicos. "Cuarenta o cien personas no tienen derecho a impedir la circulación de la ciudadanía" después de "130 días de destinar contingentes de Mossos y Guardia Urbana para evitar el colapso o incidentes más graves".
Batlle afirma que tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el 1-O y durante mes y medio "los manifestantes salieron a la brava". "Cuando los mossos comenzaron a levantar actas y se quejaron, fue entonces cuando la Consejería de Interior les instó a comunicar los cortes", explica. "Así descubrimos lo que estaba ocurriendo y yo le envié cuatro informes al consejero Miquel Buch, con el que tengo buena relación --valora que cumpliera con su compromiso de incrementar el número de mossos en Barcelona--, pero no me respondió. La pedí que ponderara los derechos enfrentados", añade Batllet. Subraya: "No nos oponemos al derecho a la manifestación, no es tanto un problema de legalidad como de sentido común".
Violencia, narcopisos y clubes de cannabis
No obstante, asegura que existe una buena coordinación entre Mossos, Guardia Civil, Policía Nacional y policías locales, y niega que estos cuerpos estén desprestigiados. "Una cosa es la parte declarativa, y otra la realidad".
Reconoce que, aunque se ha amortiguado el aumento de los delitos en la ciudad --el año pasado aumentaron el 2,7% pese a que en el primer semestre se habían disparado--, le preocupa el repunte de la violencia. También asegura estar atento a la situación generada por los llamados narcopisos. "Hay que vigilar que no volvamos a los años ochenta; con algunas drogas existe tolerancia". Es partidario de ser más estrictos con los clubes de cannabis, pues pueden cubrir otro tipo de conductas.
El nuevo catalanismo... sin Valls
Batlle forma parte de Units per Avançar, partido coligado en el Parlament y en el ayuntamiento con el PSC, formación de la que fue militante. Considera que, de cara a las futuras elecciones autonómicas, hay recorrido para una confluencia de fuerzas catalanistas "que integren la mejor tradición socialdemócrata, democristiana y liberal".
Un espacio moderado, dice, que ahora se siente huérfano de representación tras la deriva independentista de CDC. Tiene claro que el concejal barcelonés Manuel Valls no puede liderar ese proyecto, que "debe aparcar la independencia". Sí que defiende un referéndum, siempre y cuando se trate de votar un acuerdo o carta de necesidades del país para los próximos diez años, que incluya por ejemplo una mejora de la financiación y las infraestructuras, y más autogobierno.