Los funcionarios de prisiones no pueden más. Además de sufrir, como ellos lo califican, "una persecución y linchamiento por parte de la Administración", sus protocolos y normas de seguridad se ven alterados desde que los políticos independentistas ingresaron en los centros penitenciarios catalanes.
A las polémicas concesiones de entrevistas a medios de comunicación, como la de Oriol Junqueras con Jordi Évole para el programa Lo de Évole, se le suma el último escándalo en Mas D'Enric, la prisión de El Catllar (Tarragona) en la que se encuentra reclusa Carme Forcadell, expresidenta del Parlament de Cataluña. Concretamente, los funcionarios de seguridad estuvieron muy cerca de activar un código 3 --fuga de reclusos con rehenes-- al sospechar que habían huido de la penitenciaría la propia Forcadell junto al presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y Josep Rull, exdiputado de Junts per Catalunya (JxCat).
¿Qué hacían ahí?
Varios funcionarios han revelado a Crónica Global que Cuixart y Rull, junto a otros internos comunes, tenían una salida cultural programada el domingo 26 de enero. Algo que, por norma general, se disfruta en un teatro o salón de características parecidas, en esta ocasión se celebró en la prisión tarraconense.
Fueron 11 los presos que llegaron desde el centro penitenciario de Lledoners, y lo hicieron en dos furgonetas de los Mossos. Mientras siete internos viajaron con escolta policial siguiendo todas las normas de traslado, entre ellos Josep Rull, en el otro vehículo viajaba el secretario de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, Amand Calderó, con otros cuatro presos, entre los que se encontraba Jordi Cuixart.
Trato especial a los políticos
Mientras el resto de reos entraron en el salón en el que se iba a celebrar la representación escoltados por los Mossos d'Esquadra, los políticos condenados por sedición accedieron a Mas d'Enric acompañados por la comitiva presidencial carcelaria. Tanto Amand Calderó como José Alberto Sánchez, subdirector de Régimen Interno del centro, guiaron a Cuixart y Rull hasta el interior.
Tras entrar en la penitenciaría, pasando los controles pertinentes, hubo el reencuentro de los tres líderes independentistas: Carme Forcadell, Jordi Cuixart y Josep Rull. Antes de pasar a la representación, los tres pudieron saludarse y charlar durante un rato. Hubo incluso abrazos muy emotivos.
Polémica salida del centro
Una vez terminado el espectáculo, los presos de Lledoners custodiados por los Mossos salieron por la misma puerta hacia los vehículos policiales. Pero los cuatro que entraron con la comitiva no aparecían. Ante el nerviosismo y desesperación de los funcionarios, que desconocían el paradero de los políticos independentistas, se dio la voz de alarma. Pero en el momento en el que iban a activar el código 3, fueron informados de que el trío había salido "por detrás".
Concretamente, su salida se realizó por un acceso restringido que da a las estancias de los funcionarios, lo que generó inquietud ante la posibilidad de hubiesen incumplido el protocolo de seguridad. Nadie comunicó el cambio en los planes ni su autorización, por lo que generó malestar entre los vigilantes de Mas d'Enric por las formas de actuar de José Alberto Sánchez, quien permitió la polémica salida a los políticos presos junto a Calderó. Fue el propio Sánchez quien ordenó a una funcionaria que abriera los accesos de salida.
Caos y confusión
Al no tener conocimiento de los hechos, los propios funcionarios estuvieron a punto de dar la alarma al creer que se trataba de una fuga con rehenes. Dada la incoherencia de actuación del propio subdirector del penal, saltándose todos los protocolos de seguridad establecidos, dudaron unos instantes sobre si realmente se estaba dando el caso.
Desde el Departamento de Justicia de la Generalitat, competente en materia penitenciaria, desmienten esta versión --aunque no han querido responder a este medio-- y lo consideran una estratagema sindical de los funcionarios además de asegurar que, al ir el máximo responsable de la cárcel, Sánchez, esa salida estaría permitida al tener él total potestad para autorizarla.
La denuncia de los funcionarios
Asociaciones de funcionarios de prisiones, como Marea Blava, denuncian la mala praxis de las penitenciarías catalanas ante los cambios en las normas, protocolos y formas de actuar que se permiten desde la administración autonómica hacia los presos independentistas, considerando el incidente de Mas d'Enric una falta muy grave por la que no descartan pedir explicaciones e incluso exigir dimisiones.
La Generalitat, mientras tanto, invita a sindicatos y asociaciones a que muestren en qué documento prohíbe la salida de esta tipología de presos por la puerta de funcionarios.