El exconsejero de Exteriores de la Generalitat Raül Romeva considera que la aplicación del 155 ha sido un desastre y es fruto de “un Estado cobarde”. Sin embargo, ha insistido en la necesidad de dialogar para construir “un país para todos, sin exclusiones”.
Romeva ha comparecido en la Comisión de Investigación sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña tras el desafío independentista. Previamente lo han hecho Oriol Junqueras y Jordi Turull.
"No es democracia"
“El 155 es sinónimo del mayor error y cobardía que se ha hecho en política en época democrática. Porque se pretendía la desaparición del adversario. Se puede calificar de muchas cosas, pero no de democracia”, ha dicho el exconsejero republicano.
“Es innegable que el 155 sumó un dolor añadido de lo que habíamos sufrido antes en forma de porras. Pero la represión no se acaba. Nosotros estamos en la prisión y otros están pendientes de juicio. Hay una causa general política, judicial, mediática y económica. Todavía no lo hemos visto todo”, ha dicho Romeva. Cree necesario decir esto “en voz alta” para superar lo ocurrido. Porque “lo que toca es agradecer la solidaridad de tanta gente” que, sin compartir lo que hicieron, “considera aberrante la represión en todas sus formas”.
Trabas a los proyectos sociales
Otra derivada del 155 es, según el compareciente, “las trabas que se pusieron a las responsabilidades de gestión del bien común en la Generalitat, prioridades de carácter social que por culpa de la intervención salieron perjudicadas”.
“Esto no va de leyes, esto va de algo que está por encima del cumplimiento de las leyes, de un Estado que es cobarde, que tiene miedo a enfrentarse a quien piensa diferente”. El 155 está contemplado en la Constitución, pero “durante su redacción se advirtió de que no podía ser utilizado para aplicar medidas coercitivas como el cese de gobiernos y su encarcelamiento”.
"Militancia ideológica para que todos pensemos igual"
“Que nadie se equivoque. Si alguien cree que el 155 va en contra de los independentistas o a los que aspiramos a tener un estado en forma de República, se equivoca de lleno. Esto va en contra de los derechos fundamentales de quienes no quieren este escenario. Nos aboca a un modelo de militancia ideológica que nos obliga a que todos pensemos igual. De lo contrario, te conviertes en un adversario al que hay que combatir judicialmente”.
Pese a ello, el exresponsable de la diplomacia catalana cree que no se puede renunciar al diálogo y la negociación. “Algunas de las personas que impulsaron el 155 no están hoy haciendo política. Rajoy, Saénz de Santamaría… Y nosotros no estamos en las instituciones, pero que nadie dude por un instante de que hemos dejado de hacer política, aunque se nos quiera silenciar. Hacer política supone asumir responsabilidades, aunque salga mal. Y nosotros lo hemos hecho”.
Se ha presentado como “el rey de la autocrítica”, pero no he visto hacerlo a quienes les querían ver en la cárcel. “No tengo ninguna duda sobre mi vocación republicana y no toda mi vida he sido independentista. No me arrepiento de nada de lo que he hecho. Todo se puede hacer mejor, hablemos”, ha dicho.