Es tiempo de soluciones, proclaman los autores de Una nueva Gobernanza para la Barcelona Metropolitana, el segundo libro de la asociación Barcelona Distrito Federal (BDF), presidida por José María Cardellach, cuya finalidad es repensar esta conurbación. Participan en este proyecto representantes de diferentes sectores sociales convencidos de que la ciudad global soñada por el exalcalde Pasqual Maragall es posible.
De hecho, tanto el político socialista como la antigua Corporación Metropolitana que Jordi Pujol eliminó en 1987 al considerarla un contrapoder a la Generalitat convergente, están muy presentes en este trabajo que se presenta el jueves 16 de enero en el Museo de Historia de Barcelona.
Evitar estructuras paralelas
Tras Un proyecto para la Barcelona Metropolitana, presentado en febrero de 2019, los impulsores de BDF ofrecen ahora ocho propuestas para una nueva gobernanza metropolitana. Apuestan por una administración multinivel que incluya un órgano deliberativo y una administración ejecutiva. No obstante, precisan que para evitar estructuras paralelas, es necesario revisar las ya existentes.
Suprimido el Consejo Comarcal del Barcelonès, los autores instan a redefinir los consejos del Baix Llobregat y del Vallès Occidental, así como aumentar las competencias del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Creen que la Diputación de Barcelona debería entonces pasar a ejercer sus competencias más allá del territorio de la AMB.
¿Qué es el área metropolitana?
BDF define esta conurbación como una extensión de 636 kilómetros cuadrados, donde viven 3,2 millones de personas, que supone más del 50% del PIB de Cataluña y que incluye a 36 municipios. Gestiona el tercer presupuesto público de Cataluña, después de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. De ahí su importancia y potencialidad.
Pero, a juicio de los autores, la ley que regula la AMB es poco ambiciosa y muy estancada, pues no facilita el pleno desarrollo en materias sociales como vivienda, transporte, agua o energía. Y, sobre todo, depende demasiado de los intereses políticos.
Fronteras abiertas
Asimismo, esa gobernanza debe ser flexible y plural, con fronteras abiertas. Igualmente, la metrópolis barcelonesa debe estar abierta al mundo y, para ello, debe participar en foros internacionales.
La gobernanza, afirman, debe ser inclusiva, es decir, luchar contra globalización y los retos que plantean los rápidos cambios tecnológicos, que generan riqueza, pero también desigualdades.
Una metrópoli, afirman, que los ciudadanos sientan como suya. Consideran que el debate sobre la elección directa de los órganos de gobierno no debe quedar reducido a la designación del alcalde metropolitano: debe ampliarse a la posible existencia de distritos metropolitanos para que cada barrio elija a sus representantes. En este sentido, defienden el refuerzo de los vínculos entre electores y elegidos, mediante el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).
Londres, París, Viena...
La gobernanza, según BDF, debe ser federativa, con un consejo de alcaldes metropolitanos, inspirado en el histórico Consell de Cent, que el catedrático de Historia Medieval, José Enrique Ruiz-Domènec reivindica en el libro.
Este trabajo aborda también el derecho comparado, esto es, la regulación de las grandes metrópolis de Londres, París, Lisboa o Berlín, así como el de otras conurbaciones donde no existen órganos administrativos metropolitanos, pero sí planifican su territorio, como Viena, Bruselas o Madrid.