Una “autopista”, un “campo abierto”. Pero, ¿para construir qué proyecto? Manuel Valls esperaba lo que se aprobó este lunes en el Congreso: la elección de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno, gracias a partidos independentistas, como Bildu y ERC, que se abstuvieron, y tras un acuerdo de coalición con Unidas Podemos. Lo que pretende Valls es explorar ahora un proyecto centrista, la “autopista” que puede quedar abierta si se sabe elaborar con “inteligencia” una propuesta, primero para Cataluña, y luego para el resto de España.
El equipo de Manuel Valls, que forma parte del grupo municipal de Barcelona por el Cambio, abordará en los próximos días la estrategia que seguir. Por el momento, han recibido apoyos de exdirigentes y cuadros de Ciudadanos, principalmente en las comarcas de Tarragona. La voluntad del concejal del Ayuntamiento de Barcelona y ex primer ministro francés es “ser útil” para una operación “de centro”, que permita obtener votos a izquierda y derecha, de los que disienten del intento de Sánchez, de buscar un acuerdo con el independentismo, y de los que no quieren saber nada, tampoco, de una derecha que se ha apropiado la Constitución.
España, "en una dinámica peligrosa"
Su plataforma municipal expresó, sólo conocer el resultado de la votación en el Congreso, su desaprobación del proyecto de Pedro Sánchez. Consideró, a través de un comunicado, que “España tendrá Gobierno, pero no tendrá el Gobierno que necesita”. La posición de Barcelona pel Canvi se basa en la polarización que se ha producido, entre el bloque de izquierdas y el de derechas, y señala que “España entra en una dinámica peligrosa y corre el peligro de romperse en dos bandos”.
Valls mira hacia Europa, y entiende que se ha producido una paradoja muy difícil de explicar. Se ha combatido al independentismo, pero ahora se necesita y se pide su apoyo para la gobernabilidad de España, y eso crea perplejidad en las instituciones europeas, como se ha visto con la decisión del Parlamento europeo de reconocer a Carles Puigdemont y a Toni Comín como eurodiputados.
Sin unión del constitucionalismo
“El PSOE confunde dialogar con depender, y envía a Europa el mensaje de que los partidos involucionistas y antieuropeos tienen cabida en la Europa democrática que una mayoría de ciudadanos de la Unión queremos construir”, señala la plataforma del político franco-español.
¿Cuál hubiera sido la solución? Para Valls, junto a otros exdirigentes, la mayoría del PSOE, que se constituyeron una plataforma de ámbito estatal, todo pasaba por un acuerdo entre las fuerzas llamadas constitucionalistas: “PSOE, PP y Ciudadanos tenían el deber moral de pactar, lanzar el mensaje de que los ciudadanos están por encima de todo, por encima de sus partidos, por encima de sus intereses particulares, por encima de sus ideologías. Lamentablemente, una vez más, las ambiciones personales han sido más fuertes”.
Los que desean abandonar España
En cambio, la realidad ha sido en un sentido totalmente opuesto. Sin ese acuerdo, sin esa colaboración, lo que se ha producido es una suma que ha hecho a Pedro Sánchez presidente del Gobierno, sin una cohesión nacional. “Ante la posibilidad de buscar un gran pacto de Estado con las demás fuerzas constitucionalistas superando la división entre izquierda y derecha, el PSOE ha optado por buscar aliados en aquellas fuerzas nacionalistas que desean abandonar España y en las que jamás encontrará la voluntad de trabajar por el interés general, ni de contribuir a la gobernabilidad del país, sino tan sólo la intención de hacer pagar sus votos a un precio que, sin duda, será demasiado alto para el conjunto de España”, se asegura.
Ahora, con ese nuevo escenario, lo que intentará Valls es explorar si puede existir una posibilidad sólida de constituir una fuerza política de centro, primero para ganar al independentismo en Cataluña, y luego, en función de las fuerzas acumuladas, intentar el salto en la política española. ¿Hay espacio? “Hay una autopista”, señalan fuentes del equipo de Manuel Valls.