Temor y desconcierto. Y un gran vértigo. El ascendente de Carles Puigdemont --que ha sido acreditado como eurodiputado-- y sus bazas electorales, superiores a las de los candidatos de ERC según los distintos comicios celebrados, no implican que Junts per Catalunya (JxCat) tenga clara su votación de este martes en la investidura de Pedro Sánchez. “Hay debate, otra cosa es que se cambie el sentido del voto”, señalan las fuentes consultadas. La desazón es grande, porque muchos cuadros y dirigentes de JxCat avalaron en su día la estrategia de mayo de 2018, cuando facilitaron la moción de censura de Pedro Sánchez contra el líder del PP Mariano Rajoy.
Los diputados tras la primera votación de investidura / EUROPA PRESS
Fue una semana frenética, recuerdan, justo antes del debate de la moción de censura, a finales de mayo de 2018. Todo se fraguó en el Hotel NH, al lado del antiguo estadio Vicente Calderón. Entre el martes y el viernes, día del debate en el Congreso, el 1 de junio de ese año, se celebraron unas negociaciones intensas. Por parte del PSOE participaron en las conversaciones José Luis Ábalos, secretario de organización, y Santos Cerdán, secretario de organización territorial del PSOE y diputado por Navarra. Mientras que por el PDeCAT, ahora subsumido en Junts per Catalunya, figuraron los exdiputados Carles Campuzano y Jordi Xuclà.
Confianza de Sánchez en el PDeCAT
En aquella ocasión, se redactó un documento, se fijaron inversiones públicas en Cataluña, y se estableció el compromiso de facilitar los presupuestos para 2019. Todo sirvió para que Sánchez lograra ser presidente del Gobierno. Sin aquellas negociaciones, este martes el propio Sánchez no estaría a punto de ser elegido de nuevo en el cargo, en el que será el segundo debate de investidura tras las elecciones del pasado 10 de noviembre.
Pedro Sánchez confió en su día tanto en la delegación de los postconvergentes que avaló a Marta Pascal, en aquel momento coordinadora general del PDeCAT, para que buscara la complicidad del PNV. Desde el lunes previo a ese viernes, cuando se votó la moción de censura, Pascal buscó el apoyo de los nacionalistas vascos. Y, en paralelo, Pablo Iglesias intentaba convencer a Carles Puigdemont de la necesidad de ese acuerdo, asegurándole, según las fuentes conocedoras de aquella negociación, que el PNV ya tenía decidido el voto a favor de la moción de censura, cosa que no era cierta del todo, porque la misma Pascal ultimaba, con la dirección del PNV, ese apoyo.
¿Al lado del PP y Vox?
¿Qué ocurre ahora? Los independientes que impulsó Puigdemont en la lista de Junts per Catalunya obedecen sus indicaciones, y votarán en contra de Sánchez. Pero en las últimas horas han surgido las dudas. “Aquellos cuadros, aunque ya no estén ni Pascal, ni Campuzano ni Xuclà --fueron expulsados por Puigdemont--, siguen en gran parte de la estructura del partido. Y lamentan que, después de lograr que Rajoy dejara el Gobierno, ahora se pueda votar al lado del PP, de Ciudadanos y de Vox en contra de Sánchez”.
La bronca en el Congreso, en el primer debate de investidura del pasado fin de semana, ha provocado una reflexión interna en el seno de Junts per Catalunya. Y también la conversación de Pedro Sánchez con la diputada de JxCat, Laura Borràs, en el transcurso del debate. La confusión ahora es grande, y el vértigo “enorme”, porque el argumento de que ERC se ha “vendido” al PSOE, sin asegurar el derecho a la audodeterminación “no será creíble” tras una votación en la que Junts per Catalunya puede quedar al lado del PP y de Vox.
ERC, más firme todavía
El hecho, además, de que la presión a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no haya surtido efecto deja perplejos a muchos dirigentes postconvergentes. Los republicanos, liderados por Pere Aragonès, y con el aval de Oriol Junqueras, podrían dar un paso al frente y votar sí, o dividir el voto este martes, si el PSOE lo necesita, tras las dudas de partidos como Coalición Canaria --la diputada Ana Oramas votará en contra de Sánchez-- o el Partido Regionalista de Cantabria, que se ha desmarcado del líder socialista. Y también frente a la posibilidad --se indicó a los diputados que durmieran en Madrid para afrontar imprevistos de última hora-- de que algunos del PSOE pudieran sucumbir a las presiones de dirigentes de partidos del centroderecha, como el llamamiento de la líder de Ciudadanos Inés Arrimadas.
También se mostró este lunes dispuesto a cambiar la estrategia el diputado de Bildu, Jon Iñarritu, con la idea de pasar de la abstención al voto afirmativo si Sánchez corre el peligro de no ser investido.
Ante esa determinación de partidos netamente independentistas, en Junts per Catalunya se ha infiltrado el vértigo y el desasosiego. Y máxime cuando fueron miembros de la propia formación que acoge a los postconvergentes los que posibilitaron en su día que Sánchez fuera presidente del Gobierno. Y que, desde la Moncloa, éste pudiera organizar luego las dos elecciones generales que se han celebrado a lo largo de 2019.