El polémico Palau de la Música Catalana, sede anual de aquelarres independentistas como el del esta semana por San Esteban, enseña a los niños a separar la música catalana de la española. Así lo denuncian padres de alumnos, que alertan de la "politización continua" del auditorio, que recibe cuantiosas subvenciones anuales de las instituciones públicas: un millón al año de la Generalitat de Cataluña y 200.000 del Ministerio de Cultura y Deporte.
La inyección de dinero del contribuyente no parece determinante para que cada 26 de diciembre se politice hacia el lado del independentismo el concierto de San Esteban. Quizá incluso más preocupante, al quedar fuera de los focos de televisión, es que el Palau enseñe a miles de escolares cada año que la música catalana y la española pertenecen a países distintos. Ocurre entre semana por las mañanas, con colegios de toda Cataluña, los que acuden al ciclo Músiques del món. Estos conciertos introducen a los escolares al mundo de la música tradicional de los cinco continentes. En el caso de Europa, las canciones elegidas son distintas para Cataluña y España, tal y como ocurre con Estados del resto del mundo. En el caso nacional, el tema elegido es Suspiros de España, mientras que con lo que respecta a la música de una supuesta Cataluña independiente, los organizadores escogen la habanera El meu avi.
Palau: "El criterio es musical"
Preguntada por la cuestión, una portavoz del monumento modernista ha admitido que "en el espectáculo Músiques del món se muestra por separado música de raíz tradicional catalana y otra de raíz española". La misma fuente ha enfatizado que "tenemos otro espectáculo llamado Flamenkat en el que se muestran las profundas vinculaciones musicales que hallamos en la tradición musical catalana y otras tradiciones musicales de España, y que acogeremos la próxima semana en el Palau".
En cualquier caso, la misma voz oficial ha hecho hincapié en que el criterio de elección de las canciones que ven miles de escolares al año en el Palau no es político. "El criterio de estas producciones es la tradición musical a la hora de formular el repertorio", ha defendido.
Pingües subvenciones
Ello no ha convencido a los padres de alumnos denunciantes, que han lamentado que el Palau "presente Cataluña y España como países diferentes" a los menores de edad. Cualquiera que fuere su opinión, lo cierto es que el auditorio proyectado por el genio del modernismo Lluís Domènech i Muntaner recibe una ingente cantidad de dinero público anual. No es pues una "entidad privada", tal y como defendieron tuiteros independentistas tras la politización del Concierto de San Esteban con esteladas e, incluso, una gran pancarta de Tsunami Democràtic colgando de un balcón. Según la memoria económica anual del Palau, la institución cultural recibió 1,049 millones como subvención directa de la Generalitat de Cataluña en 2018 [consultar aquí]. Aquel ejercicio, el Gobierno inyectó 197.180 euros en la Fundación Orfeó Català, que rige la sala de conciertos, por medio del Ministerio de Cultura y Deporte. Por su parte, el Ayuntamiento de Barcelona aportó 457.200 euros.
Estas dádivas se han repetido este año, al menos en el caso del Gobierno catalán, según ha podido comprobar este medio al acceder al documento de acuerdo entre las dos partes. Globalmente, las subvenciones oficiales copan cerca del 10% de los ingresos del Palau de la Música, que para este año están presupuestados en los 12 millones de euros. El dispendio lo supervisa Mariona Carulla Font, hija de Lluís Carulla, fundador del grupo empresarial nacionalista Agrolimen y a la sazón presidenta del Patronato de la Fundación Orfeó Català-Palau de la Música Catalana.