Las principales entidades que defienden el bilingüismo en Cataluña se muestran receptivas ante la propuesta de la dirección del PSC de flexibilizar la política lingüística que proponen en el ámbito escolar.
Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre con los analistas, la mayoría de estas organizaciones desconfían de que el giro en esta cuestión vaya realmente en serio --habida cuenta de que los socialistas han promovido y defendido la inmersión obligatoria durante décadas-- o se muestran cautos a la espera de conocer cómo quedará el texto definitivo del programa marco que debe aprobarse el congreso que el PSC celebrará a mediados de diciembre.
“Esperanza”
La presidenta de la Asociación por una Escuela Bilingüe (AEB), Ana Losada, admite que el borrador de la ponencia socialista “abre una puerta a la esperanza”, “ da un poco de luz”, pero acto seguido señala que “lo importante es ver cómo se traduce ese nuevo planteamiento en la práctica”.
Losada da la “bienvenida” al PSC a lo que recoge el artículo 3 de la Constitución al completo --sobre la cooficialidad de las lenguas-- y espera que el texto “vaya en la línea de la línea de la legislación vigente, que se ha estado incumpliendo en los últimos 30 años”. En todo caso, la presidenta de la AEB dice no estar sorprendida porque su asociación se ha reunido “al menos tres veces” con dirigentes del PSC en los últimos años y ya le habían anunciado que “era inminente un cambio en la política del partido de apoyo al sistema de inmersión lingüística”.
“Plurilingüismo” engañoso
La AEB también recela del término “plurilingüismo” recogido en el borrador “porque el nacionalismo lo ha manoseado tanto que es imposible fiarse cuando se habla de educación plurilingüe”.
“El plurilingüismo ha sido utilizado en el último año por parte del Departamento de Educación de la Generalitat para blanquear el monolingüismo en catalán que se aplica en las escuelas en Cataluña. El titular suele hablar de plurilingüismo pero cuando se baja a la letra pequeña se constata que el catalán sigue siendo la única lengua vehicular y el castellano se trata como una lengua no oficial; y si alguna lengua después del catalán pasaba a ser prioritaria era el inglés, no el español”.
“Lo primero”: cumplir la legalidad
En este sentido, Losada le pone deberes al PSC y le propone valentía a la hora de abogar por la “normalización y legalización” de un sistema como el de la inmersión “que es ilegal”. “Un primer paso sería exigir que los proyectos lingüísticos se adapten a la legislación vigente. Porque ninguno cumple la ley al no incluir ni siquiera el 25% como mínimo de horas en castellano --en materias troncales-- como han ordenado los tribunales”, señala en referencia a un detallado informe de la propia entidad.
Y añade: “Lo primero no es adaptar los centros al entorno sociolingüístico, sino cumplir la ley. Luego, respetando ese 25% como mínimo en castellano, ya nos adaptaremos al entorno sociolingüístico: en unos casos con más español --a lo mejor en Vic-- o solo con ese mínimo --tal vez en barrios de Cornellà--”. “El texto del PSC nos genera esperanza pero con prudencia. Esperemos a los hechos”, concluye.
“Ver en qué queda todo”
El presidente de Convivencia Cívica Catalana (CCC), Ángel Escolano, también se muestra cauto. “Por nuestra parte, bienvenido sea el texto, pero hay que ver en qué se cristaliza eso después. A ver en qué queda, porque el PSC se ha quedado a medio camino otras veces. Hasta que no lo vea aprobado en el congreso, no me lo acabo de creer del todo, porque faltan las enmiendas”, indica.
Escolano cree que la salida de los miembros más nacionalistas en los últimos años ha ido “centrando” al partido. “Pero hay que ir con cuidado con los complejos que tiene”, alerta. También considera que este paso del PSC es una reacción al crecimiento de Cs en las pasadas elecciones autonómicas. “Se han dado cuenta de que Cs les comió mucho terreno por esta cuestión. No se puede entender el éxito de Cs en Hospitalet, Cornellà, Badalona, Santa Coloma sin su posicionamiento en materia lingüística. Y está claro que el PSC quiere ir a por este votante. Son probables más gestos del PSC de este tipo. Hay que ver en qué queda todo”, insiste.
“El PSC solo ofrece el documento en catalán”
Más escéptico se manifiesta el presidente de la Asociación por la Tolerancia, Eduardo López-Dóriga. “No me creo absolutamente nada. Habla del plurilingüismo pero sin fijar ningún porcentaje de uso de cada idioma. De hecho, el sistema actual también podríamos denominarlo plurilingüista porque da dos horas de castellano a la semana. Por tanto, me parecen palabras vacías. ¿A qué plurilingüismo se refiere?”, explica a Crónica Global.
Para sostener esa posición apunta a lo que considera la “prueba del algodón”, como es la constatación de que el propio documento del programa marco del PSC “solo lo ofrecen en catalán” en su página web. “Hay que predicar con ejemplo”, insiste.
“Nos han defraudado muchas veces”
López-Dóriga recuerda que el PSC “siempre se ha posicionado a favor de la inmersión, e incluso en su momento se mostró en contra de la tercera hora de castellano a la semana”.
“Para mí, el PSC sigue estando ahí. Este documento no me genera ninguna esperanza. Nos han defraudado tantas veces que no espero nada del PSC en este ámbito. Además, el documento sí que apunta a la ley de lenguas para todo el territorio español, de la que nuestra entidad está en contra”, añade.
“Un cambio de discurso”
El presidente de Impulso Ciudadano, José Domingo, se muestra optimista con el PSC. “Supone un cambio de discurso. Se asume el discurso de la cooficialidad y se abandona el de la preferencia del catalán como lengua propia de Cataluña. Eso en la práctica tiene que suponer la sustitución del modelo de inmersión obligatoria por el de conjunción lingüística en el que los idiomas oficiales deben tener un tratamiento equilibrado”, declara a Crónica Global.
Domingo también destaca del texto “que se hable de derechos lingüísticos de los ciudadanos”. “En las relaciones con los administrados deben ser estos los que eligen la lengua de relación de la administración con ellos. Los principios han cambiado y es importante que eso suponga también abandonar el nacionalismo linguístico y asumir el principio de la realidad lingüística”, concluye.