El acuerdo de Gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias comienza a tener efectos en Cataluña. En Comú Podem, el referente catalán de Podemos, ha sustituido el guiño identitario por la exigencia programática. Dicho de otra manera, los comunes se erigen ya en enlace entre los independentistas y el PSOE. Se saben más fuertes y decisivos que meses atrás, pues ERC confía en ellos para aprobar sus presupuestos y evitar una tercera prórroga. La alcaldesa Ada Colau ya recoge los frutos de ese acercamiento, pues los republicanos han salvado sus cuentas municipales con su abstención.
En paralelo, la confluencia de izquierdas quiere convencer a Quim Torra de que se implique en la política española. Dejaron constancia de ello en el debate celebrado ayer en el Parlament.
En Comú Podem ha asistido en Cataluña a una fuga de votos en el último ciclo electoral hasta llegar a las elecciones municipales, cuando Ada Colau pudo revalidar casi in extremis la alcaldía de Barcelona gracias a los votos de Manuel Valls y del PSC, partido con el que gobierna. La dimisión de Xavier Domènech, a consecuencia de las diferencias con Colau y su marido, Adrià Alemany --considerado el auténtico cerebro de la confluencia de izquierdas-- supuso un torpedo en la línea de flotación del grupo parlamentario de Catalunya en Comú-Podem, que ahora está liderado por Jéssica Albiach. Ella fue la encargada ayer de instar a Quim Torra a clarificar su posición ante la nueva etapa que se abre ahora con el pacto PSOE-Podemos.
Albiach: "El único camino es el diálogo"
“En un momento de excepcionalidad como el que venimos arrastrando, y también con una nueva fase de la crisis que está sacando la cabeza, ahora, el único camino que hay es el diálogo y son las nuevas alianzas. No es tiempo ni de ocurrencias ni de improvisaciones ni de vías unilaterales. Porque ya se ha demostrado que fueron un fracaso y porque dejaron a media Cataluña atrás”, dijo Albiach.
“Nosotros estamos trabajando para buscar una solución política al conflicto entre Cataluña y el Estado --añadió-- y también para sacar adelante políticas sociales, porque nos guste o no, Cataluña estará condicionada, y le afecta todo lo que pasa en el Estado. Y ahora ustedes tienen que decidir si quieren formar parte de esta nueva etapa o si quieren seguir en el bloqueo permanente. Si quieren seguir con la política del zasca y del tuit o si quieren moverse”.
Los presupuestos de la Generalitat
No arrancó Albiach ningún compromiso del dirigente de Junts per Catalunya, enrocados de momento en el no a la investidura de Pedro Sánchez. Pero quedó claro el papel de los comunes como mediadores en Cataluña respecto a una alianza progresista que necesita el apoyo, cuando menos, de ERC, socia de Torra y responsable del área económica del Govern que debe presentar y aprobar nuevos presupuestos. Lo contrario sería ir a una tercera prórroga, legal, pero que los republicanos no quieren asumir.
Unas nuevas cuentas fallidas son motivo suficiente para que los republicanos provoquen una crisis de gobierno y precipitar un adelanto electoral. Sin embargo, Torra dejó claro ayer que quiere agotar la legislatura debido a sus buenos resultados del 10N --Junts ganó un diputado más en el Congreso--.
Los comunes saben que los independentistas confían en ellos para aprobar esos presupuestos, pues la CUP rechaza ser cómplice de acuerdos autonomistas. De ahí que presionen al president con implicarse en el nuevo escenario que abre el pacto Sánchez-Iglesias.
Balón de oxígeno para Colau
Un pacto que supone también un balón de oxígeno para Colau, quien ayer logró aprobar sus presupuestos municipales gracias a la abstención de ERC. Hace tiempo que la alcaldesa quería expiar el apoyo de Valls a su investidura y el acercamiento de los republicanos se lo permite. Visualizar un tripartito de izquierdas junto a PSC preconiza un acuerdo a nivel catalán. Así lo advierten (temen) PP y Ciudadanos. La entente entre ERC y comunes comenzó a fraguarse hace tiempo. En agosto de 2017, Pablo Iglesias y Domènech, cenaron con Oriol Junqueras en casa del empresario Jaume Roures.
El pacto municipal supone un revulsivo para la alcaldesa de cara a la renovación de la ejecutiva de su partido que --si no se convocan elecciones autonómicas--, tendrá lugar del 2 al 8 de diciembre. Actualmente, el sector de Colau ocupa la mayoría de la cúpula de los comunes, seguida de cerca de los Comuns Federalistes, que salen a ganar o, cuando menos, a fortalecer su posición, contraria a coqueteos soberanistas y referendos sobre el futuro de Cataluña que hasta Podemos parece haber relegado en favor de ese pacto con el PSOE.
Pactos de Estado
En paralelo a ese tacticismo político, el Parlament también fue escenario de la faceta más institucional de los comunes, esto es, de un sentido de Estado que abunda en esa exigencia de implicación de la Generalitat en asuntos nacionales que también le afectan.
Susanna Segovia, portavoz de los comunes en la Cámara autonómica, reprochó a la consejera de Presidencia, Meritxell Budó, el incumplimiento del Pacto de Estado contra la violencia de género “con el riesgo que ello supone de perder los recursos” que contempla ese acuerdo votado por todos los grupos políticos en el Congreso --Junts siempre ha alegado que no llegó a firmar el Pacto porque estaba en vigor el 155--. Dicho de otra manera, los guiños identitarios entre comunes e independentistas mutaron ayer en exigencias programáticas. Las que establece el acuerdo PSOE-Podemos.