Manuel Valls siguió el debate electoral en televisión con toda la atención. Mantiene desde hace meses que lo que sucede en España él ya lo ha visto en Francia, y que el auge de los partidos de ultraderecha o iliberales es una constante en toda Europa, y su ascenso depende de cómo se gestione el ascenso electoral de formaciones como Vox. “Hay que plantar cara a Vox, no blanquearlos”, señala en una conversación con Crónica Global, con la idea de que, tras el 10N, el constitucionalismo “una sus fuerzas”. A pesar de que admite que esa estrategia puede tener sus contraindicaciones.
Valls se ha convertido en uno de los pocos políticos en España que machaca esa idea, al entender que el fenómeno de Le Pen se podría trasladar a España. Pero Valls admite que Vox es algo diferente, como ha ocurrido en los países del Este, Polonia o Hungría, o en Italia, con Salvini. “Son partidos diferentes, adaptados a las características de cada país, pero con cuestiones también comunes, como el nacionalismo, la política de emigración o la falta de valores liberales, y poco proclives a Europa”, señala.
¿Pero qué se debe hacer? Con Santiago Abascal muy subido tras el debate electoral, y con aspiraciones a unos 50 diputados, según diversas encuestas, lo que pide Valls es que se “rebatan sus propuestas”, algo que no vio en el debate por parte de ningún candidato. Valls considera que el PSOE y PP deberían colaborar tras las elecciones, pero entiende las prevenciones de los populares. Si se establece algún tipo de acuerdo explícito, Vox “podría aprovechar un espacio como supuesta alternativa”. Es lo que sostiene Pablo Casado. Y, curiosamente, es el mismo argumento que defendió en su momento Pedro Sánchez cuando esa idea la lanzaba el presidente del Gobierno y candidato del PP, Mariano Rajoy, en las elecciones de 2015 y 2016. En todos los países hay dos grandes partidos que pueden ser alternativa de Gobierno. ¿Se anularía en España esa posibilidad? Valls considera que, a pesar de ese peligro, “las fuerzas constitucionalistas deberían poder colaborar a partir de estas elecciones”.
"Cordón sanitario"
Valls señala que la crisis de la democracia se ha instalado en muchos países europeos, debido a las debilidades de una clase media que tiene temor por el futuro. Y por sus propias señas de identidad. Y eso se traslada también a Cataluña, donde ese “populismo” se ha proyectado en los partidos independentistas. Para Valls, el pasado lunes se pudo aprender una lección: “Barcelona, Cataluña y España aprendieron una lección el pasado lunes; mientras las calles volvían a estar tomadas por los radicales en Barcelona, insultando y agrediendo a quienes asistían al acto presidido por el rey Felipe VI, en televisión vimos cómo llegaba a la gente el discurso de Vox, una forma de un nacionalismo-populismo antidemocrático y contrario a los valores de la Constitución”.
Y esa lección, para el concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, se debe interiorizar y combatir. “Hace un año alerté sobre el peligro de Vox, pedí un cordón sanitario y hoy es ya un problema. Cualquier alianza directa o indirecta con ellos es peligrosa, y no desenmascararlos directamente, creyendo que esa es la mejor táctica, equivale a blanquearlos”, señala Valls.
Abascal, como Salvini
¿En qué piensa Valls al ver a Abascal, que esta vez pudo exhibir toda la batería de argumentos de Vox en un debate de máxima audiencia? El político franco-español compara a Abascal con el italiano Matteo Salvini, “un apóstol de la extrema derecha” y también con el primer ministro húngaro Viktor Orbán, “un autoritario que no ha entendido aún el significado de Europa y la democracia”.
Sin embargo, para Valls lo que se dirime el próximo domingo es también una apuesta “por la democracia” frente al independentismo. “El populismo separatista es peligroso y ha demostrado una extrema violencia; las amenazas de Roger Torrent al presidente Pedro Sánchez diciéndole que puede ser parte de la solución o del problema son inaceptables”.
El "gran error" de los independentistas
El peligro es que el independentismo intente boicotear las elecciones: “Dificultar el voto y atentar contra el derecho de los ciudadanos a votar en unas elecciones generales sería quizá el último gran error que podrían cometer los separatistas liderados por el presidente Quim Torra y el prófugo de la Justicia Carles Puigdemont”.
Valls ha descartado votar el domingo a Ciudadanos, al entender que “han despreciado una gran oportunidad --en referencia a un posible pacto con el PSOE tras el 28A que hubiera sumado 180 diputados-- al anteponer el interés partidista”. Votará a opciones “constitucionalistas”, pero no a Rivera. Y añade que Pedro Sánchez, aunque “ha tardado”, ha tomado decisiones en la buena dirección, con su apuesta “por la proporcionalidad, desde la firmeza”. A pesar de todo, Valls pide, de cara al futuro inmediato, “una estrategia, un relato de Cataluña en España, a medio y largo plazo”.