Los restaurantes del centro de Barcelona han hecho su agosto particular en otro domingo reivindicativo de lo que llevamos de octubre en la ciudad. Los asistentes a la manifestación organizada por Societat Civil Catalana (SCC) --80.000 según la Guardia Urbana y 400.000 según los promotores-- fueron los clientes más vistosos en estos establecimientos, llenos como cualquier otro día festivo por turistas y otros visitantes que se han acercado hasta la zona. La marcha de los constitucionalistas empezó en la confluencia de paseo de Gracia con Provenza y el grueso de los asistentes se desplazaron hacia los restaurantes más cercanos, ya que la protesta terminó a la hora de comer.
El ambiente festivo contrastaba con el vivido tan sólo unas horas antes, cuando los disturbios provocados por los CDR volvían a marcar la noche en la capital catalana y dejaban 44 heridos, 26 de ellos Mossos d'Esquadra.
Gran diferencia
El miedo a que los incidentes fueran seguidos de destrozo de material, como ha ocurrido en otras jornadas violentas en Barcelona, llevó a que los responsables de los restaurantes retirasen las terrazas antes de tiempo. Los más cercanos a la zona de disturbios llegaron a bajar la persiana con los comensales sentados en las mesas para garantizar su seguridad hasta que pasó el momento de mayor tensión.
Así lo ha relatado el jefe de sala del restaurante Cachitos, situado en la Rambla de Cataluña entre Gran Via y Diputación. "Hoy es un día tranquilo", ha señalado, "no tenemos miedo de que nadie nos rompa nada y podemos trabajar con tranquilidad".
Buen ambiente
Lo único inusual han sido los cánticos que se han escuchado dentro de los locales. "Viva España" y "Yo soy español, español, español" han sido los preferidos, una réplica a los que se han escuchado a lo largo de toda la mañana en la protesta.
El personal del restaurante Dura Tapa también ha coincidido con la "gran diferencia" entre el domingo al mediodía y el sábado por la noche. De hecho, ha reconocido que tenían más trabajo de lo habitual debido a la concentración.
Impulso para la economía
El centro de la capital catalana ha vuelto de este modo a la normalidad solo unas horas después de los altercados provocados por los CDR. En clave de consumo, los propietarios de los locales han reconocido que esperan compensar la caja total del fin de semana.
La gran demanda registrada es la que anhelan gremios, organizaciones empresariales y patronales catalanas, al margen de las cuestiones políticas. Que las protestas en la calle no supongan un frenazo para la economía y que se afronte de verdad cómo acabar con los episodios de violencia, con efectos sobre la actividad tanto en el corto como en el medio plazo. De hecho, ha sido el detonante de un manifiesto conjunto firmado por Foment del Treball y Pimec cuya presentación fue arropada por la inmensa mayoría del empresariado catalán.