Cuesta entender por qué Roger Torrent, presidente del Parlament, se ha sumado a una pretendida desobediencia cuando, hasta ahora, había aguantado la presión del entorno de Carles Puigdemont. Más allá del calado jurídico que pueda tener la propuesta de resolución sobre el derecho a debatir la autodeterminación --el Gobierno español apenas ha hecho cuestión de la misma--, lo cierto es que fuentes soberanistas introducen otra causa de ese aparente endurecimiento de las posturas republicanas: la carrera por la sucesión de Oriol Junqueras, que acaba de ser condenado a 13 años de prisión por la organización del referéndum del 1-O.
Torrent y Pere Aragonès se perfilan como futuros líderes del partido, con el permiso de Joan Tardà. En todo partido que se precie, existen sectores o familias que hacen piña entorno a un dirigente. En este caso, Aragonès, vicepresidente del Govern, aporta gestión y cuota mediática. Y también una moderación que agrada en determinados sectores económicos y sociales, pero que puede resultar traicionera para ERC. Nunca mejor dicho, a juzgar por los abucheos recibidos el pasado sábado durante una manifestación independentista.
Junqueras pidió calma desde la cárcel
“Tras la sentencia, Junqueras impuso calma desde la cárcel, pero eso ha conllevado una respuesta que se quedaba corta respecto a la reacción de Quim Torra”, explican estas fuentes.
Ello explicaría que, en apenas cinco días, ERC haya pasado de desmarcarse ostentosamente del nuevo referéndum de autodeterminación propuesto por el presidente Torra esta legislatura, a firmar una propuesta de resolución (PR) junto a Junts per Catalunya y la CUP, presentada como un nuevo pulso al Estado. Igualmente visible es el protagonismo que ha adquirido Torrent en los últimos días, tanto por su reunión con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y representantes del ámbito económico y social, como por las explicaciones dadas sobre esa PR, que ERC diluyó para ganar tiempo y retardó hasta después de las elecciones generales.
Un golpe de efecto que, además, evita disgustos judiciales. El Gobierno ha advertido de que, si finalmente se vota esa resolución, se tendrán que tomar medidas. “Veremos si la jugada sale adelante, sería extraño que Torrent se la juegue. Tras el 10N, asistiremos a nuevos bandazos republicanos”, auguran fuentes parlamentarias.
Mientras Aragonès representa una cuota más metropolitana dentro de ERC, Torrent procede de una Cataluña interior que nadie subestima en el partido. Asimismo, que trascendieran los contactos que mantiene el vicepresidente de la Generalitat con el Gobierno de Pedro Sánchez, supone un arma de doble filo, pues da munición a las embestidas de Junts, pero supone una inversión de futuro de cara a unas elecciones catalanas, que se presumen anticipadas y que obligan a ERC a estar preparada.
La moción de ERC aprobada en el Parlament
De hecho, los republicanos hacen gestos discretos, pero efectivos. Ayer, ERC logró que fuera aprobada una moción en el Pleno del Parlament, apoyada por Junts y Catalunya en Comú-Podem --la CUP se abstuvo--, según la cual “la asunción explícita que cualquier solución al conflicto entre Cataluña y España debe pasar por el diálogo y el consentimiento”. En esa iniciativa, que solo se refiere a la autodeterminación para recordar el referéndum de 2017, también se insta al Govern “a reprender el diálogo entre la Generalitat y el Gobierno del Estado para encontrar una solución política a un problema político”. En este caso tampoco contó con el apoyo de los antisistema.
De esos bandazos republicanos da cuenta también el rechazo que, en un principio, expresó el partido a la Asamblea de Cargos Electos que el llamado Consejo por la República, liderado por Carles Puigdemont, ha convocado para el día 30 de octubre. Esquerra estará presente en ese cónclave, pero lamenta que no se consultara el formato de algo que no deja de ser un nuevo intento de visualizar unidad independentista sin que nadie se salga de la foto antes del 10N.