Manifestantes protestan contra el Gobierno de Chile en el centro de Santiago (Chile). Crisis en Sudamérica / EFE

Manifestantes protestan contra el Gobierno de Chile en el centro de Santiago (Chile). Crisis en Sudamérica / EFE

Política

El populismo amenaza el futuro de Chile

Las políticas desarrolladas para el corto plazo ponen en riesgo el desarrollo económico y social de la región

24 octubre, 2019 00:00

La tendencia al populismo amenaza el futuro de Chile. Las políticas desarrolladas en los últimos años para salir del paso, pensando en el corto plazo, ponen en riesgo el desarrollo económico y social de una de las regiones más ricas de Hispanoamérica.

El análisis del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada sobre el país descubre que los desórdenes que se están registrando han logrado una modificación de las políticas públicas, “dando impulso a una centrifugación a los extremos de corte populista” que hace pensar que el “consenso económico” que ha existido desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet “ha caído en el olvido”.

Crisis mundial y atomización política y social

El instituto añade que las políticas de los últimos tiempos están más centradas en solventar los problemas sociales que en mejorar la competitividad, la integración de la economía chilena en la economía mundial, las reformas estructurales y la reducción de las desigualdades sociales. Por ello, ve un riesgo elevado de que “la cesión ante el populismo” comprometa el desarrollo futuro de Chile. Incluso a pesar de que su modelo económico “ha sido un referente de crecimiento y de reducción de la pobreza y la desigualdad”.

El análisis subraya que, en los últimos diez años –“a partir de la crisis mundial y como consecuencia de la atomización política y social”–, el ritmo de crecimiento de la economía chilena se ha ralentizado. Es más: su capacidad de crecimiento se ha reducido, según las estimaciones de los principales organismos internacionales. Los mercados confían menos en Chile que una década atrás.

Los problemas a los que se enfrenta el país

Según el análisis, ello se debe a que las prioridades de la agenda política han estado marcadas durante años por las exigencias derivadas de los debates y conflictos sociales que se han planteado, sin atender a la institucionalidad o a las reformas estructurales que los tiempos demandan. Se han dejado a un lado las políticas y estrategias centradas en conseguir un objetivo común de crecimiento y convergencia en renta, añade el instituto.

Nada de eso ha ocurrido y, por si fuera poco, Chile, lejos de consolidar su singularidad y su modelo propio de crecimiento, se ha aproximado más a los países de su entorno, perdiendo en gran medida sus rasgos más distintivos del pasado y las claves de su viabilidad futura. “Todo ello se está traduciendo en severo riesgo de contracción de la inversión extranjera; en la relajación de la disciplina fiscal, con las consiguientes rebajas de las calificaciones crediticias y una menor credibilidad internacional; el mercado laboral se ha hecho mucho más rígido y los costes laborales se han disparado, lo que como bien se conoce en España genera desempleo sistémico, aporta.

Oportunidades y deberes

El panorama político y social de Chile ha provocado, en este contexto, que el país pierda posiciones en los informes Doing Business y Global Competitiveness Report, que reflejan además cómo otros países lo han superado en la última década. Así, es necesario mejorar la formación y la capacidad de adaptación de los trabajadores a las nuevas tecnologías; aumentar el atractivo del país y conseguir una economía más flexible que atraiga a la inversión. Porque, ahora mismo, la imagen de la región está generando todo tipo de dificultades y retrasos para la puesta en marcha de las reformas necesarias para diversificar el patrón exportador, aumentar la competitividad, reducir la burocracia y las barreras de entrada en algunos sectores.

Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas, asegura que “perder la perspectiva del medio y largo plazo, olvidar la disciplina presupuestaria y fiscal, y ceder a la exigencias de lo inmediato populista es un camino sin futuro que una sociedad como la chilena, que ha demostrado sobradamente sus capacidades para generar crecimiento, empleo, mejoras sociales y riqueza, no puede permitirse en una huida al populismo circundante. Chile es otra cosa”.