"Se les ha ido de las manos". Habla un alto cargo del Ministerio del Interior. Se refiere al vandalismo radical que, por quinto día, asola las ciudades catalanas, especialmente Barcelona, donde la Via Laietana se ha convertido este viernes en el epicentro de la violencia. "Esto es un Estado casi de anarquía que no se puede aguantar indefinidamente", añade.
Policía Nacional y Guardia Civil destán movilizados bajo la dirección de los Mossos d'Esquadra. Pero la virulencia de los antisistema, entre 400 y 500 de diferente procedencia geográfica e ideológica, y que mantienen sitiado el centro neurálgico de la Ciudad Condal, están al límite.
Por eso, los responsables de la seguridad afirman que los agentes de la BRIMO (antidisturbios) y ARRO (Áreas Regionales de Recursos Operativos) de la Policía autonómica --con jornadas de hasta 12 horas, muchos de ellos formados en el Ejército--, así como la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional "no podrán aguantar si se cronifican los desórdenes públicos".
Los únicos agentes que "aún están frescos" son los miembros del cuerpo de elite de la Guardia Civil, los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), que están acuartelados en El Prat de Llobregat y comandancias.
Los miembros de la BRIMO y las ARRO ascienden a 800. Según el operativo Minerva diseñado por los Mossos y que se puso en marcha el pasado 1-O, en vísperas de que se dictara la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés, estas unidades llevan el peso del dispositivo.