El problema de Ciudadanos comienza a ser importante. Aunque todavía con poco recorrido, los primeros pasos de Lorena Roldán, la portavoz de Cs en el Parlament, no convencen a los propios votantes del partido naranja. Con unas malas previsiones electorales, en las generales del 10 de noviembre y en unos cercanos comicios catalanes, el relevo de Inés Arrimadas en Cataluña no funciona. El CEO (Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat) señala que los electores de Cs ya prefieren al jefe de filas del PP catalán, Alejandro Fernández, e, incluso, al criticado Miquel Iceta, líder del PSC, que a Roldán.
Lorena Roldán, Alejandro Fernández y Miquel Iceta durante la moción de censura contra Torra / EUROPA PRESS
El barómetro del CEO sobre el debate de política general del Parlament, celebrado en la última semana de septiembre, deja a Roldán en una posición complicada. Fue en ese foro cuando exhibió una fotografía de un atentado de ETA, en Vic, para referirse a los miembros de los CDR detenidos tras una investigación de la Audiencia Nacional. Ese gesto provocó una bronca en el Parlament, con una generalizada crítica por parte de los partidos independentistas, pero también con un distanciamiento por parte del PSC y del PP. Roldán volvería a ser la protagonista dos semanas después con la moción de censura al presidente Quim Torra, que se transformó, en realidad, en una moción de censura al PSC, por no querer secundar la iniciativa de Ciudadanos.
Iceta y Férnandez, por delante
En el barómetro del CEO sobre aquel debate, con un trabajo de campo realizado entre el 26 de septiembre y el 1 de octubre, Roldán es valorada con un 4,5 por parte de los propios entrevistados que se declaran votantes de la formación naranja. Se trata del único caso en el que los electores castigan al representante de su partido.
Mientras los electores de Ciudadanos castigan a Roldán, los votantes del PSC otorgan a Miquel Iceta un 6,15; y los que dicen votar al PP le dan una nota a su presidente, Alejandro Fernández, del 7,5.
Intervenciones demagógicas
¿Y qué hacen esos mismos votantes de Ciudadanos? A Roldán la suspenden, con ese 4,5; pero le otorgan un 5,09 a Alejandro Fernández, y un 4,67 a Miquel Iceta. Roldán también recibe la puntuación más baja por parte de todos los encuestados: un 1,72; mientras que Alejandro Fernández obtiene un 2,45 y Miquel Iceta un 4,18. Esas notas se obtienen a partir de las puntuaciones de las intervenciones de cada líder político en el debate de política general.
Como jefa de la oposición, a Roldán se la compara con el presidente Quim Torra. Y, a partir de las intervenciones en el debate, el 75,2% de los entrevistados considera “demagógicas” las propuestas de la líder de Ciudadanos, y un 71,4% entienden que fueron “superficiales”.
Intereses de partido
Uno de los mensajes que Ciudadanos reitera en los últimos meses es que es el único partido que trabaja por la defensa del interés del conjunto de los ciudadanos catalanes. Y que no es tan importante la marca del partido como la colaboración entre los llamados partidos constitucionalistas. Por eso en la moción de censura, que se celebró el pasado lunes, Roldán afeó una y otra vez que el PSC no se sumara a la iniciativa, aunque no se pudiera derrocar a Quim Torra, al no disponer de una mayoría parlamentaria.
Sin embargo, los datos del CEO difieren de esa autopercepción de la formación que lidera Albert Rivera. Y es que hasta el 57,5% de los entrevistados considera que Roldán “defiende sólo los intereses de su partido” o “defiende más los intereses de su partido que los del país”. También es muy bajo el porcentaje que considera que Roldán actúa con “realismo”. Sólo el 11,3% lo ve así, y únicamente el 14,5% entiende que se maneja con “moderación”.
El caso Arrimadas
Todos los datos mostrados ofrecen una imagen negativa de la portavoz de Ciudadanos en el Parlament, que fue elegida en un proceso interno de primarias, tras la decisión de la cúpula de que fuera ella quien sustituyera a Inés Arrimadas, que se marchó a Madrid.
Arrimadas, candidata en las elecciones generales del 28 de abril, por Barcelona, y que repite ahora en los comicios del 10 de noviembre, ha dejado un partido huérfano de liderazgo, que no sabe cómo afrontar una nueva situación en Cataluña que no pase por la confrontación directa contra el bloque independentista.