Martes. El Govern se reúne en Consell Executiu. Trata asuntos como la creación del Instituto Catalán del Pueblo Gitano, el cambio de imagen de los Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña (FGC) para adaptarse a los nuevos valores de la empresa (sostenibilidad, lucha contra el cambio climático) y el nombramiento de los delegados en las embajadas de Buenos Aires, México y Túnez. Pero llega el turno de preguntas, y un periodista pone en aprietos a la consellera de Presidencia, Meritxell Budó: “¿Cuánto cuesta alquilar el balcón de la Generalitat?”.
El periodista insiste. Que cuánto cuesta alquilar el balcón de la Generalitat. “Si cuatro ciudadanos particulares entran en Palau como Pedro por su casa sin que los mossos digan nada y cuelgan una pancarta, no sé si el resto de ciudadanos tenemos derecho a hacer exactamente lo mismo”. Se refiere a la escena que protagonizaron Sílvia Bel, Lluís Llach, Antonio Baños y Teresa Casals cuando desplegaron un cartel a favor de la libertad de opinión y expresión, en sustitución de otro que pedía la “libertad de los presos políticos y exiliados”, retirado por orden judicial. Budó desliza que esos cuatro ciudadanos tenían “autorización” para hacer lo que hicieron.
Budó: “La violencia es un invento”
Al margen de ello, Budó ha sacado pecho de la moción de censura fallida impulsada por Ciudadanos contra el president, Quim Torra: “El Govern salió reforzado”. También ha aprovechado para negar “la violencia en Cataluña”: “Es un invento”. Y ha avisado de que preparan una respuesta institucional a la sentencia del 1-O, aunque no contemplan otra resolución “que no sea la absolución de los presos políticos”. Además, ha denunciado la demora del Tribunal Supremo en pronunciarse, porque el juicio terminó hace cuatro meses.
El conseller de Acción Exterior, Alfred Bosch, también ha aportado su granito de arena en este aspecto. Ha pedido la “libre absolución” de personas que considera “inocentes”, así como “el fin de la represión” y el inicio de un “diálogo” para hallar una “salida democrática” a la situación. Asimismo, ha cargado contra el ministro de Exteriores, Josep Borrell, y ha reivindicado la necesidad de internacionalizar Cataluña, ya no solo por razones económicas (“quien no se internacionaliza en un mundo globalizado pierde capacidad”), sino para “explicar la realidad” de la región.