Roger Montañola: "Tenemos que crear un partido que sea respetado aquí y en Madrid"
El empresario y miembro de Lliures es una de las figuras públicas que empuja para aglutinar al catalanismo en unas mismas siglas y superar el actual bloqueo político
25 septiembre, 2019 00:00Roger Montañola (Premià de Dalt, 1986) fue diputado por CiU en el Parlament de Cataluña antes de la deriva secesionista que sufrió la coalición bajo el liderazgo de Artur Mas. Ahora es uno de los jóvenes dirigentes que quieren que el catalanismo vuelva a unir fuerzas para superar el bloqueo en el que se encuentra la política catalana. Asegura que no quiere volver a la primera línea política, pero que quiere contribuir a resolver la situación. Define los años del procés como un gran "engaño" en el que los líderes "procesistas" son "esclavos de las mentiras que han dicho". Por ello aboga por una nueva formación que deje de "infantilizar el debate" y trate a los catalanes "como adultos".
--Pregunta. ¿Cuál es el objetivo de este nuevo proyecto catalanista que aglutina a Lliures y Lliga Democrática?
Durante los últimos años se han ido creando diversas formaciones que quieren liderar el catalanismo clásico, pero ninguna de ellas en singular podrá hacerlo. Hemos llegado a la conclusión de que para ser una alternativa real tenemos que ir todos bajo el mismo paraguas.
-- Algunos han exhibido ya su escepticismo. El mismo Ramon Espadaler opta por quedarse en el PSC porque cree que esta iniciativa puede fracasar como le sucedió a Unió tras romper con Convergència.
Está todavía en una fase muy inicial, no hay que extraer conclusiones. Falta que todo esto vaya creciendo y a medida que se demuestre que es una cosa seria, con potencial y posibilidades, ya se irán sumando todos los actores que configuran este espacio.
--Tampoco gozáis de tanto tiempo si finalmente hay elecciones en Cataluña la próxima primavera…
Es verdad. El tiempo es nuestro peor enemigo, pero por primera vez en muchos años se han puesto las bases para, como mínimo, intentarlo.
--Muchos hablan de una suerte de reedición de CiU. ¿Es así?
CiU ya no existe y no existirá de nuevo, pero muchas de las cosas que defendió CiU en su momento son un patrimonio que resultó muy útil en Cataluña en términos prácticos y objetivos. Y, por lo tanto, ¿por qué no coger de aquella herencia lo mejor? Evidentemente, de forma renovada y con una aproximación totalmente diferente de lo que fue CiU. Ahora bien, la idea de que haya un catalanismo útil que sea capaz de hacer una buena gestión, una buena política y que tenga capacidad real de negociar con los gobiernos de Madrid porque genera un espacio de respeto --y no de odio, como ha habido hasta ahora--, es mucho mejor para Cataluña. Hay que ser realista, negociar con los gobiernos, y hacer un aprendizaje porque el procés ha sido un fracaso para Cataluña. No ha logrado nada. Cataluña está peor que hace 5 o 10 años, tiene menos autogobierno, está menos respetado y el procés que han hecho no nos han llevado a ningún sitio. Es momento de recapitular y unir Cataluña en un solo pueblo, porque ahora son dos. Tenemos que crear un partido que sea respetado tanto aquí como allí [Madrid].
--¿Figuras destacadas del Madrid político y empresarial os han mostrado su apoyo?
Evidentemente, cualquier propuesta que entienda que el problema se tiene que solucionar y sentarnos en una mesa sin apriorismos es bienvenida. Lo ve la mayoría de gente. No es una cuestión de empresarios o no empresarios, sino de estabilidad y cohesión social. Volver a algo tan elemental como el respeto a las reglas de juego, porque en Cataluña ahora no se aceptan. Lo primero es un compromiso de lealtad institucional, sin excluir que cada uno pueda ser lo ambicioso que quiera, pero con respeto al ordenamiento jurídico. A diferencia de lo que dice el mundo procesista, España no es Turquía. Es un Estado de Derecho de la Unión Europea. Tiene sus carencias, pero la gente que estamos en este espacio asumimos que la forma de cambiar las cosas es con los mecanismos con los que nos hemos dotado; no de forma unilateral.
--Habla de recoger la herencia positiva de CiU. ¿Qué herencia de CiU descartais por considerar que no ha sido positiva? Más allá de la corrupción.
Creo que hay un elemento singular que es que en pleno siglo XXI el mundo está en una fase que lo que no queremos es provincializar Cataluña. En los últimos años, no tanto el pujolismo pero lo que vino después, hizo que Cataluña se convirtiera en un ejemplo muy provinciano, cerrado y que todo el día se mira el ombligo. Tenemos que constituir una Cataluña abierta al mundo, orgullosa de lo que es. El debate de la identidad suele dividir, pero lo mejor de Cataluña es que es un pueblo que ha sido pionero, comerciante… Ahora nos hemos convertido en un pueblo que se mira a sí mismo y que no encuentra solución a nada. Por lo tanto, la idea del pujolismo que debemos renunciar es esta provincialización. Cataluña depende de su sociedad civil, y no de sus dirigentes. Tenemos que abrir esta nueva fase. No compro la mayor de que el éxito de Cataluña dependa de tener una arquitectura institucional concreta, sino que creo que Cataluña tendrá éxito si puede ser todo lo potente que era en el pasado.
--¿Cree que lo que proponéis puede ser “pan para hoy y hambre mañana”? En el sentido de que vuestra oferta, quizás, siga empedrando el camino hacia la secesión.
El problema de encaje o las relaciones entre el catalanismo y España no se solucionarán. Pero nosotros hablamos de rebajar la tensión, proponer un debate de mínimos en el que, de forma serena, podamos empezar a hablar de todo. Y a hablar a la gente como adulta. Porque en estos últimos años se ha infantilizado el debate y la gente de fuera, cuando lo ve, se estira de los pelos.
--¿Desde fuera se ve esta infantilización del debate público?
El fin de semana pasado estuve en un seminario de jóvenes líderes europeos en Barcelona y un representante del Govern vino y empezó a hablar de “democracia bla bla bla”... El resto de gente que estaba allí se estiraba de los pelos, porque la democracia está sujeta a unas leyes. Salir de esta infantilización es necesario. Lo que necesitamos es tranquilidad, análisis, y ver cómo se puede solucionar. Si vamos a la confrontación directa, Cataluña perderá. Aquí ha habido un gran fracaso y seguramente todos tienen algo de culpa. Nuestro primer objetivo es convencer a la gente de que la primera solución o debate debe ir sujeta a unas reglas.
-- Figuras como Marta Pascal, que participó del 1-O, ¿tienen cabida en este proyecto?
Para llegar a una solución hemos de intentar hacer un ejercicio de empatía e incorporar a gente. Mucha gente ha hecho cosas que yo no comparto, pero debemos empezar de cero todos juntos. Si estas personas ahora están comprometidas con el Estado de Derecho, ¿por qué echarles? Esto también apela a los ciudadanos. Para los dos millones de ciudadanos que han dado apoyo al independentismo. Hubo un proceso de polarización, pero si seguimos poniendo etiquetas a la gente y señalando no llegaremos a buen puerto. Y te lo dice alguien que no ha participado en muchas de estas cosas. Podemos ser todos muy puristas, pero no vamos a llegar a ningún sitio así.
--Referéndum de independencia en Cataluña. ¿Sí o no?
A día de hoy es imposible. Si todos los actores, el Estado y el Govern, llegaran a la conclusión de que la mejor respuesta es un referéndum, no nos opondríamos. Pero todos sabemos que a día de hoy esto es una entelequia y que no hay que perder el tiempo en asuntos que no forman parte del día a día. Es irreal. En Cataluña se ha vivido en un universo paralelo y se ha creído en unas cosas que no son así. Ahora mismo no se dan las circunstancias para estar discutiendo sobre ello. Y cuando el referéndum ha sido unilateral ya hemos visto el resultado. Un show que no nos llevó a ningún sitio. Sé que me pueden tildar de poco ambicioso, pero lo que le falta a la vida y a la política es pragmatismo.
--¿Una eventual sentencia condenatoria en el Supremo puede perjudicar vuestro proyecto?
Es evidente que cuando el debate se sitúa en el terreno de las emociones, las propuestas más racionales y pragmáticas suelen perder. La sentencia generará otro momento en la que la política se guiará más por el estómago que por la cabeza. Una vez esto se enfríe, se creará otro escenario. Dicho esto, yo creo que la prisión preventiva no está justificada y creo que no hay delito, porque esta gente lo que cometió es un delito electoral por engañar a millones de ciudadanos.
--Pero incluso las ficciones generan consecuencias.
La única gente que se ha creído que el procés iba en serio son las instancias judiciales.
--Muchos bancos se fueron. También hubo consecuencias económicas.
Claro, claro. Se generó una situación caótica. Pero creo que estos dirigentes vivieron del engaño a sus votantes y que son esclavos de las mentiras que han dicho. Pero también creo que hay un factor desestabilizador de la política catalana y española que es el tema de los presos. Y el Govern lo explota al máximo.
--También se especula con la posibilidad de que Manuel Valls se presente con una plataforma en el Parlament de Cataluña. También de lealtad institucional y también para romper los bloques. ¿Os puede robar electorado potencial?
Pero él no es catalanista, y nuestro partido es catalanista. Respeto cualquier persona que tenga iniciativa, pero no creo que compitamos.