Los dirigentes y cuadros del PDeCAT han comenzado a expresar en público lo que defienden desde hace meses: la recuperación de Artur Mas para que, desde la primera línea política, pueda mantener el espacio político de los exconvergentes. Sin más giros ni interpretaciones, lo que está en juego es la propia existencia del PDeCAT, y atarse a la figura de Mas significa conservar puestos, influencia y poder elaborar una estrategia a medio plazo que permita mantener la estructura partidista. Lo señaló este lunes David Bonvehí, el presidente del PDeCAT.

La petición --siempre, eso sí, que los asociados la aprueben a través de una consulta interna-- coincide con el propio posicionamiento de Artur Mas, que lleva meses protagonizando cenas, encuentros y entrevistas con diferentes sectores del partido y del ámbito asociativo y empresarial. Mas se deja querer y, aunque mantiene que no es su primer objetivo, sí admite ahora que “hay mucha gente que, de forma cada vez más numerosa, me pide que asuma más responsabilidades de las que tengo actualmente”. Pese a todo, insiste en que no es su prioridad: “No es mi deseo principal”, consideró, en una entrevista en RAC1.

Ni Crida ni Puigdemont

No lo será, pero Mas no ha dejado de cobrar protagonismo en los últimos meses, porque es consciente de que el PDeCAT corre el riesgo de ser fusionado con Junts per Catalunya, y dominado por el círculo de fieles del expresidente Carles Puigdemont, que se ha visto con un problema con el que no contaba: quería integrar el PDeCAT en algo más grande, fuera o no con la marca de Junts per Catalunya, pero con una estructura nueva, y lejos de la cultura política de la exConvergència. Ni ha podido hacerlo, ni la fórmula que ideó, la Crida Nacional per la República, ha acabado de cuajar.

Los expresidentes de la Generalitat Carles Puigdemont y Quim Torra / EFE

Ante eso, lo que existe es una pugna por el día después, cuando se conozca la sentencia del Tribunal Supremo sobre los dirigentes independentistas presos. En ese momento, la justicia española deberá decidir si reactiva o no la euroorden que pueda conducir a Carles Puigdemont a España para ser juzgado. ¿Quién y cómo articulará el espacio postconvergente? Eso es lo que se dirime, y que tiene presente el núcleo de dirigentes que arropa a Mas quien, sin embargo, no goza de todo el apoyo del partido.

Dudas

El espacio del PDeCAT se encuentra en plena ebullición. Lo que se pretende es lograr un instrumento político que pueda competir con Esquerra Republicana y que, desde el soberanismo, recupere también una parte del espacio ideológico que representó la exConvergència. Para hacerse valer, para fijar posiciones, un núcleo de dirigentes ha organizado un cónclave en el monasterio de Poblet, el 21 de septiembre. Carles Campuzano, Marta Pascal, Lluís Recoder, junto con activistas y representantes de la sociedad civil, como Antoni Garrell, consultor tecnológico, han logrado la participación de unas 200 personas que plantearán un impulso para un proyecto soberanista que no repita los errores del independentismo que se cometieron en octubre de 2017.

Carles Puigdemont (i) y Artur Mas (d) en una imagen de archivo / EFE

¿Pero puede derivar esa reunión en la formación de un nuevo partido? No es esa la intención. Fuentes de la organización del acto insisten en que se trata de reorientar el proyecto, que no podrá ser el que defiende Carles Puigdemont. Por ello, la pieza angular es la de Artur Mas, que no mantiene una buena relación con el expresident. La cuestión es que Mas no quiere, todavía, entrar en el cuerpo a cuerpo. Mide sus posibilidades, conocedor de una cuestión esencial: el enfrentamiento interno entre las distintas fuerzas políticas del independentismo no aconseja convocar elecciones autonómicas. Se debe esperar a la sentencia del Supremo, que llegará antes del 16 de octubre; preparar, si llegan --casi con toda probabilidad-- las nuevas elecciones al Congreso español, que se fijarían para el 10 de noviembre; y pensar ya en las catalanas a partir de febrero de 2020. En ese momento, Mas cumplirá su pena de inhabilitación por la organización del 9N de 2014. Es decir, podrá ser candidato a la Generalitat.

Los catalanistas se organizan

¿Podría tener éxito? Algunos dirigentes del PDeCAT sostienen que Mas es “cosa del pasado”, que no puede volver “después de todos los errores cometidos”. Pero sin otras alternativas internas, con un espacio político confuso, y con otros intentos políticos catalanistas que podrían concretarse --la operación de Lliga Democràtica, Lliures y Convergents--, Mas aparece como un flotador que puede salvar al PDeCAT, se llame así, Junts per Catalunya o con otro nombre. Y por ello ha comenzado a lograr el apoyo de dirigentes como Damià Calvet o Miquel Buch, que habían jugado con Puigdemont.

En el caso de que él no se atreva a dar el paso, Mas seguiría siendo el referente amparando a otros dirigentes, como la consejera de Empresa, Àngels Chacón, capaz de enfrentarse tanto a Quim Torra como a Carles Puigdemont, al rechazar de forma rotunda una posible huelga general como reacción cuando se conozca la sentencia del Tribunal Supremo.

Mas, referente y líder

El presidente del PDeCAT, David Bonvehí, avala la operación y ya sostiene que, en todo caso, dependerá de las decisiones del propio Mas y de los asociados del partido. “Mas es un referente, un líder, y para nosotros nunca ha dejado de estar en primera línea política.

Serán los asociados los que dirán quiénes son las mejores personas para liderar y presentarse en las diferentes elecciones”, afirma Bonvehí.